En mis clases
en la Universidad siempre le digo a los alumnos que frente a la alternativa de
presenciar una clase durante una hora, o estudiar por sí mismo, también una
hora, es mejor esto último, en cuanto al grado de aprovechamiento a extraer
sobre un tema determinado. La razón es que estudiando por sí mismo, hay una
actitud activa de la persona frente a los conocimientos a adquirir, en el
sentido que hay una búsqueda premeditada de una persona en adquirir
determinados conocimientos. Hay menos posibilidades de distracción, desde el
momento que el que plantea activamente la pretensión de aprender es el mismo
sujeto. El que asiste a clase, en la misma, además de otros asistentes, hay un tercero, que es el que la está dando, y
por lo tanto el asistente está en una actitud pasiva, mucho más cómoda y por
tanto con mayores posibilidades de distracción. Además la velocidad en que se
comentan ciertas partes de la exposición está graduada por el expositor, por lo
cual ello no siempre coincide con la velocidad de comprensión por parte del que
asiste a la clase. Si hubiera algo que no se entendiera, durante el desarrollo
de una clase, queda solamente la
alternativa de preguntas para lograr el esclarecimiento necesario. En cambio,
en el estudio por sí mismo, hay posibilidades de recorrer lo no entendido hasta
lograr el esclarecimiento pretendido. El alumno universitario se supone que
está en la mejor plenitud de aprendizaje, de madurez intelectual, de potencia
cognitiva por lo cual la actitud autodidacta es totalmente posible y provechosa
en cuanto a lo que hay que estudiar.
En todo
conocimiento hay tres niveles diferentes de vinculación entre el sujeto que
pretende incorporarlo, y el conocimiento propiamente dicho: el conocimiento
superficial; el conocimiento con una profundidad que permite informarse de lo
no conocido, pero que dichos conocimientos no son operables por alguna
dificultad de tomar la información relevante disponible, seleccionarla y usarla
convenientemente para arribar a una solución ; el conocimiento con una
profundidad no común para la mayoría de los habitantes, que permite una
adecuada comprensión de la información, pero que además se está en condiciones
de operar sobre dichos conocimientos, usándolos adecuadamente y formulando la
propuesta de solución y las explicaciones en las que participe dichos
conocimientos. Siempre es bueno salir del texto a través del cual el sujeto que
está aprendiendo se pudo informar y buscar el mismo tema en un texto diferente.
Si hay aspectos prácticos en los cuales es necesario aplicar el conocimiento
teórico aprendido, es adecuado haber seguido el razonamiento del planteo y de
la solución propuesta por el autor consultado, pero luego, el lector tomando
sólo el planteo del problema, tratar por sus propios medios, y no teniendo a la
vista la solución propuesta por el autor, intentar arribar a una solución, para
luego compararla con la propuesta y entender las razones y explicaciones de las
diferencias entre las dos soluciones existentes.
El estudio de
nivel universitario, implica tener una disciplina de estudio periódico, sin
interrupciones, si es posible que se pueda estudiar diariamente, y por lapsos
no inferior a, al menos, dos horas continuas de estudio. Si no se pudiera avanzar
más de dos horas diarias, es necesario destinar en los fines de semana al menos
ocho horas por día, sábados y domingos, a los fines de lograr un avance
sustancial en la disciplina que se estuviera estudiando, y una autoconformidad
psicológica de estar dedicando al estudio una parte importante del tiempo
disponible para ir avanzando en los estudios y sentir que se va desarrollando
una mayor capacidad de comprensión global, relacionando los aspectos de
estudios ya realizados con los que se estuvieran llevando a cabo.
No puede
pasarse a un conocimiento nuevo si no se tiene la íntima convicción que lo que
se estaba estudiando ha podido ser incorporado definitivamente al conocimiento
de una persona, con la suficiente extensión y profundidad que le permita al
estudioso utilizar lo estudiado, operar con dichos conocimientos, utilizar
dichos conocimientos como parte de las explicaciones que se intenten dar, y
tener la seguridad que la esencia de dichos conocimientos han sido incorporados
a la memoria humana, para recuperar dichos conceptos e información, toda vez
que sea necesario emplearlos.
La capacidad
de estudio del universitario, si se continúa ejercitando luego de ser graduado
universitario, va a constituir un activo relevante para el profesional, actitud
que se debe seguir hasta que se llegue
prácticamente hasta la muerte física del sujeto que ha aplicado dicha método de
internalización de los conocimientos.
El
universitario no puede leer un tema pertinente superficialmente, sino que debe
mantener el nivel de dedicación al estudio, al menos incorporando el
conocimiento teórico extenso y profundo, ensayando mentalmente una aplicación
práctica para estar seguro de poseerse la aptitud operacional de los
conocimientos incorporados.
La esencia del
universitario es poder ser autodidacto, es decir, tener la seguridad que se
tiene la capacidad de comprensión de todos los temas, por sí solo, a través de
la consulta en directo de la bibliografía, de complejidad creciente, hasta
llegar al dominio del tema respectivo.
Miguel Angel
Di Ranni
15.07.2012