La instancia universitaria es el gran salto cualitativo que un ser humano puede encarar en todo aprendizaje estructurado. La evolución lograda en la incorporación de conocimientos a través de las etapas de la educación primaria y secundaria, permiten un basamento razonable para encarar la etapa siguiente, que es la educación universitaria. El salto cualitativo y cuantitativo a encarar en esta etapa es de una importancia esencial, para el propio individuo que lo acomete, como también para la sociedad que va a ser el destinatario de la educación, del aprendizaje, y de los logros que se pueden materializar por quienes, en definitiva, en distintos escenarios de actuación, serán los líderes de equipos de trabajos, grupos humanos, entes, empresas, representantes de poderes e instituciones en general.
El universitario va a ser una excepción, porque estadísticamente es una minoría la que puede acceder a dicho nivel de conocimientos. No debería ser así, pero es una realidad. Por tanto, la comunidad es la primera interesada en las condiciones excepcionales que debe reunir quien termine egresando como graduado universitario. Dichas condiciones de excepción están marcadas por el nivel de los conocimientos logrados, la profundidad de los mismos, la visión que se logre de toda la problemática que rodea a la comunidad en que actúe el universitario, los valores que sustenta como prerequisitos en la toma de sus decisiones, y la personalidad y convicción para luchar y obtener los objetivos planteados, superando todas las dificultades y escollos circunstanciales y permanentes que lo alejen de los mismos.
El trabajo fecundo del estudio, a lo largo de la carrera para obtener el título universitario necesita de un entorno adecuado, horas de estudio sistemático por parte del alumno; acceso a una bibliografía de fondo que incursione en el por qué, además del cómo; profundización de los conocimientos que se vayan incorporando; y animarse a replantear continuamente los paradigmas. La perseverancia es la primera condición del ser universitario. La profundización de los conocimientos, un estado permanente.
El universitario va a ser una excepción, porque estadísticamente es una minoría la que puede acceder a dicho nivel de conocimientos. No debería ser así, pero es una realidad. Por tanto, la comunidad es la primera interesada en las condiciones excepcionales que debe reunir quien termine egresando como graduado universitario. Dichas condiciones de excepción están marcadas por el nivel de los conocimientos logrados, la profundidad de los mismos, la visión que se logre de toda la problemática que rodea a la comunidad en que actúe el universitario, los valores que sustenta como prerequisitos en la toma de sus decisiones, y la personalidad y convicción para luchar y obtener los objetivos planteados, superando todas las dificultades y escollos circunstanciales y permanentes que lo alejen de los mismos.
El trabajo fecundo del estudio, a lo largo de la carrera para obtener el título universitario necesita de un entorno adecuado, horas de estudio sistemático por parte del alumno; acceso a una bibliografía de fondo que incursione en el por qué, además del cómo; profundización de los conocimientos que se vayan incorporando; y animarse a replantear continuamente los paradigmas. La perseverancia es la primera condición del ser universitario. La profundización de los conocimientos, un estado permanente.
La disciplina en el estudio que se vaya logrando desde las instancias primaria y secundaria, producirá un efecto sustantivo en la etapa del estudio universitario.
Si el alumno universitario desarrolla su intelecto, investiga, ahonda en la información y es inquisitivo, ello producirá una mejora consecuente en el docente universitario que tendrá que estar a tono de ese desafío al cual se ve sometido. Es el círculo virtuoso que contribuye al mejoramiento de los dirigentes en las distintas esferas de acción. Ello sin duda, contribuirá al mejoramiento de la comunidad en que el universitario actúe, y del país en su conjunto.
Miguel A. Di Ranni