El supuesto natural de toda decisión es que el que decide ha tenido en cuenta para la definición tomada, el contexto de los valores determinados por el "deber ser". Esto significa que en la decisión tomada y sus posibles efectos se ha evaluado los valores, sean éticos o normas positivas, determinadas por los principios que consagra la Constitución, y las leyes, decretos, resoluciones. El primer filtro que debe superar la decisión tomada, es el filtro de los valores. Y los valores tienen que ver con "el deber ser" y no con lo que me gusta que sea, o con la propia ideología.
Si la decisión a tomar supera el filtro de los valores, luego tiene sentido que pensemos en la ideología. No puede darse prioridad como filtro de una decisión a tomar a la ideología, porque la ideología implica necesariamente "causa común" de un grupo de personas. Y como grupo de personas, cada una de dichas individualidades puede tener una visión diferente de los valores o del deber ser.
Pasar el filtro de los valores es una actitud eminente y excluyentemente individual, de una persona en su soledad, en su conciencia y en el análisis de los hechos. Para ello, es importante tener claro que los valores o el deber ser es lo que distingue a una persona en cuanto a su comportamiento individual, a su coraje, a su fuerza de voluntad, a su convicción. ¿Qué corresponde hacer teniendo en cuenta la necesidad de preservar los valores de una Nación, de asegurar que se respeten las leyes, las normas y la Constitución? Y ¿debo tomar esa decisión, en ese contexto de respeto a los valores, aunque ello termine siendo contrario a la propia ideología del grupo al cual pertenezco? A este último interrogante, no hay que darle otra respuesta que SÍ, puesto que la ideología es importante impulsarla, pero con la restricción que el fin no justifica los medios. Los medios para impulsar la ideología tienen que encuadrarse en los valores: la Constitución, las leyes, las normas y la ética.
Si observamos los países que van creciendo, en lo cultural, en lo educativo, en lo económico, en lo social, ello está correlacionado con la actitud individual de tener muy clara la idea del orden de prelación de los filtros en su pensamiento, en el momento en que tienen que ser tomadas las decisiones. Y este comportamiento es individual, pero aplicable, como individuo, aunque esté integrando cualquiera de los poderes de un Estado, como cualquier ente privado, o cualquiera fuera el role de dicha persona en la Sociedad. La decisión a tomar primeramente tiene que reunir las características que no vulnere la Constitución, las leyes o la ética. Si se cumple esta condición, luego en el role que esté desempeñando puedo atender mis preferencias en lo ideológico.
Miguel A. Di Ranni