En la entrega presentada en mi blog el día 13.01.2012 denominada EL EQUIPO DE TRABAJO: PERSONAS QUE TENGAN LA MISMA ACTITUD HACEN LA DIFERENCIA EN UNA EMPRESA, comentaba que “las condiciones de comportamiento de un colaborador, va a incidir en cómo identifica las jerarquías entre el universo de conocimientos técnicos que posea, según las circunstancias del contexto que se desarrollen en un espacio y tiempo determinado. Ello entra de lo que comúnmente se conoce como “criterio”. Pero también las condiciones de comportamiento de un colaborador tienen una importancia esencial con otros aspectos que no están vinculados con el proceso que permita usar los conocimientos y la manera selectiva que se haga uso de los mismos. Me refiero a aquellos aspectos que se podrían catalogar como el “fuego sagrado” que posea un colaborador para el logro de los objetivos aun con muy pocas chances de éxito si entráramos en el terreno probabilístico. Todas esas cualidades que posean y que hacen la diferencia, entran dentro de lo actitudinal y objetivamente se traducen en su comportamiento, es decir, la actitud expresada en acción”.
“En los momentos de crisis, los acontecimientos que se producen, dado su infrecuencia, y también relevancia , pueden originar en nuestros colaboradores: i. parálisis en su reacción; ii. una dinámica sin control, o con control pero empobreciendo la calidad de los objetivos a lograr; iii. una dinámica que implica control del comportamiento tendiente al logro de los objetivos, con el mismo nivel de eficiencia en los resultados como si dicha crisis no se hubiera manifestado”.
Nueve días después de dicho trabajo, en el diario Clarín – Economía y Negocios – en la Sección de Empleos y Capacitación (22.01.2012), página 13, el autor Federico Brandán, trata con mucha precisión un tema muy oportuno que complementa un tema crucial comentado en mi trabajo. El autor titula su trabajo “Recuperarse y continuar”, señalando que “la resiliencia es la capacidad de cada persona de reaccionar y recuperarse ante situaciones dificultosas. Contar con recursos humanos que tengan la facultad de recuperarse y afrontar nuevos desafíos es el norte de todo gestor de personas. Aquellos capaces de sobreponerse a las dificultades y obtener actuaciones sobresalientes son quienes permiten alcanzar resultados y fomentar buenos ejemplos en los equipos de trabajo”.
La reacción del factor de acción humano, en momentos de crisis, es esencial a los fines de encarar la misma, y tratar de neutralizar o minimizar sus efectos adversos. La crisis en una sucesión de eventos, de consecuencias relevantes, concentrados en un espacio temporal reducido, que se ubica entre dos espacios muchos más prolongados, caracterizados por su calma, y por la previsibilidad de los eventos que en dichos espacios se producen. Hoy en día se está viviendo “atipicidades” más frecuentes, y “normalidades” más espaciadas, al punto que algunos vaticinan que las futuras crisis estarán dadas por la producción de eventos calmos, previsibles y no relevantes, mientras que se ubicarán entre dos espacios mucho más amplios desde el punto de vista de la extensión temporal, ocupados por situaciones que acontecen en forma imprevista, de magnitud considerable en cuanto a efectos económicos y sociales. Estas transformaciones que se van produciendo indican que el requisito de contar con un grupo humano con la aptitud de sobreponerse y encarar nuevas dificultades que van surgiendo, va a tener que estar presente en todo proceso de selección y capacitación de los recursos humanos. Este es un tema relevante, que el área de recursos humanos va a tener que ir encarando en forma creciente, en cuanto a la capacitación y desarrollo, una capacitación que deberá atender a una individualidad acotada mediante programas de entrenamiento no standard.
El tiempo de los directivos van a tener que incorporar como definición taxativa un espacio temporal de silencio, afectado a la lectura, el pensamiento y la reflexión, que los habilite cada vez más a incrementar su capacidad de sobreponerse a las dificultades y obtener actuaciones sobresalientes. En su descripción laboral va a contar, cada vez más, a desarrollar una percepción que permita poner atención sobre los miembros del equipo de trabajo, en otros aspectos menos evidente que una personalidad extrovertida y atractiva, como la capacidad de prever, y también de reaccionar ante hechos no previstos, de características relevantes, de una manera eficiente en la implementación de los ajustes que preserve los recursos materiales y humanos.
Miguel Angel Di Ranni
05.02.2012