El
presupuesto nacional como eje de la política económica en la Argentina.
Es muy importante que se
prosiga con la sana costumbre de continuar el proceso que culmine con un
superávit primario de tal magnitud que permita compensar el pago anual de los intereses
por la existencia de la deuda financiera de la Nación.
Los egresos financieros por
intereses computables anualmente por la existencia de la deuda financiera, se
deberían mostrar por separado en dos líneas, dentro del presupuesto: una
primera línea, los intereses de toda la deuda que los origina, pero a una tasa
para riesgos soberanos “investment grade”, es decir, financiamientos que se
obtienen con un riesgo país muy bajo, a nivel de grado de inversión. Una
segunda línea, el monto complementario del primero, en concepto de intereses,
que completa el total de los intereses que, en su integridad, efectivamente se están pagando a los
acreedores financieros en función de las tasas reales concertadas en cada
oportunidad de la toma de fondos.
Esto significaría que si
Argentina disminuyera de manera notoria el riesgo país, podría lograrse
cancelar toda la deuda que se contrajo con intereses muy superiores al grado de
inversión, sustituyéndola por endeudamiento contraído a tasas de interés
compatible con dicho rating soberano. De esa manera, se lograría, finalmente, y
con carácter permanente a través del tiempo, y cualquiera fuera el partido que
estuviera gobernando, que se alcanzara el equilibrio fiscal.
El objetivo de presupuesto
equilibrado es fundamental, porque las crisis recurrentes en la República
Argentina, siempre vinieron de la mano de la existencia permanente de un
déficit fiscal del orden de 4 ó 5 ó 6 puntos del PBI. Ese déficit,
naturalmente, requería ser financiado, y ante la ausencia de oferta de dicho
fondeo, se caía, fatalmente en la emisión monetaria, y sus consecuencias,
fueron largos períodos de inflación, hiperinflación, default, renegociación de
la deuda, imagen de mal pagador de sus compromisos, y otra vez a empezar.Es necesario precisar que en
la actividad privada no sería normal que las empresas tuvieran un presupuesto
operativo, permanentemente deficitario y por
montos muy relevantes. Quien administrare dichas empresas, sería
severamente cuestionado, si no lograra,
como tarea preferencial,
equilibrar los ingresos del flujo de caja, con los egresos de dicho
flujo.
Mientras se va en esa
dirección, es muy importante que se consoliden los siguientes objetivos de
política económica y de contexto:
* Reducción gradual de la presión fiscal, sin
resignar la recaudación tributaria a través del logro de objetivos como ampliar
el padrón de contribuyentes, combatir la evasión tributaria, y disminuir las
alícuotas nominales de los impuestos más representativos.
* Promover la desgravación por nuevas
inversiones o por ampliación del volumen de producción de las existentes, a través de mecanismos
verificables y por lapsos no superiores a los cinco años de exenciones por las
inversiones marginales llevadas a cabo efectivamente.
* Promoción de exportaciones, a través de
mecanismos que premien la diversificación de ventas a nuevos mercados, la
generación de puestos de trabajo adicionales, y el incremento de órdenes en
cartera en firme que aseguren la continuidad de estos mercados en el largo
plazo.
* Promociones fiscales para la sustitución de
importaciones, a través del fomento de radicación de empresas locales y extranjeras que industrialicen localmente lo
que antes se importaba.
* Fomento a la seguridad jurídica mediante una
mayor estabilidad en las normas legales, impositivas, previsionales y sociales.
La resolución de las controversias mediante procesos judiciales eficientes en
calidad y duración de los juicios mucho más breves.
* Políticas monetarias que aseguren la eliminación
de la inflación, y el mantenimiento del poder adquisitivo del dinero en el
largo plazo.
* Políticas adecuadas de captación del ahorro
público en pesos, a la par que se produzca la erradicación de la inflación.
* Asimismo, la creación de un mercado de
capitales a partir de la creación a la par del mantenimiento del sistema
jubilatorio bajo el sistema de reparto, generar, a partir de la incorporación al mercado de
trabajo de jóvenes ciudadanos, la creación de un sistema jubilatorio bajo el
mecanismo de régimen de capitalización. En un plazo futuro, el sistema de
capitalización debería ser el único vigente a los fines de bloquear al Estado
el uso de los capitales para otros fines distintos del jubilatorio El sistema
de reparto continuaría, una vez que se
extinguieran los aportes de las personas físicas al sistema de reparto, y hasta el momento en que no existieran más
los jubilados bajo el sistema de reparto mencionado.
* Régimen laboral compatible con los vigentes
en los países del primer mundo, tanto en materia de retenciones a los
trabajadores, como en relación a los aportes patronales, y para los casos de
distractos.
* Control
de calidad de los bienes producidos en Argentina y los servicios prestados
desde nuestro país, con las más altas exigencias asimilables a los usos y
costumbres en los países del primer mundo.
* Mejora de la calidad y evaluación en los
estudios primarios, secundarios y universitarios.
* Intensificación de todo lo atinente a la implementación y capacitación de procesamiento electrónico de información y su vinculación con internet.
*. Prioridad en el desarrollo de estudios vinculados con la ingeniería, y ciencias exactas y química.
* Intensificación para la lectura, y desarrollo oral y escrito, en idioma inglés.
* Intensificación de todo lo atinente a la implementación y capacitación de procesamiento electrónico de información y su vinculación con internet.
*. Prioridad en el desarrollo de estudios vinculados con la ingeniería, y ciencias exactas y química.
* Intensificación para la lectura, y desarrollo oral y escrito, en idioma inglés.
*. Intensificación de los valores vinculados con
la institucionalidad, la separación e independencia de poderes, la independencia de la justicia,
el apego a las normas, la ética y la moral.
Finalmente, debemos decir
que es esencial para nuestro país que nos acostumbremos a hablar con la verdad,
que sea previsible, que se combata la corrupción, que la justicia sea
independiente y no sufra ninguna intromisión de parte del poder ejecutivo de
los respectivos gobiernos, que los apoderados del pueblo no le hablen a los
ciudadanos pretendiendo enmascarar realidades que son obvias y no se explique a
nuestros acreedores en el exterior lo que ocurre en nuestro país, buscando
causalidades muy diferentes de las realmente acontecidas. No ofendamos a
nuestros acreedores, cuando los miremos a los ojos, con explicaciones que ellos
saben que no son ciertas.
Una de las situaciones que
desconcierta más a los inversores del exterior es cuando muchos políticos les
argumentan que hay corresponsabilidad entre los acreedores que financian a
Argentina y los que administran al Estado argentino, bajo la premisa que
cometieron mala praxis en sus actos de
administración. Señores, el Estado argentino es una organización de
existencia jurídica, y por lo tanto, el principio de continuidad del Estado, y
su responsabilidad por los actos de administración que se llevaron a cabo en su
nombre, tiene permanente vigencia.
Mostremos al mundo, a
diferencia de los últimos 70 años en Argentina, que el Presupuesto Nacional,
comienza a estar totalmente en equilibrio. La percepción de los inversores
sobre Argentina, mejorará sustancialmente, bajará el riesgo país, y podrá
sustituirse la deuda actual por nuevo endeudamiento con tasas de interés para
los países que se les reconoce grado de inversión.
MIGUEL ANGEL DI RANNI
07.11.2019
07.11.2019