Me encanta la ciudad en la que he nacido y estoy viviendo. Buenos Aires. Me ha impresionado la rapidez con que se han producido los cambios en las plazas, el pavimento, las veredas, el Metrobus,
el Paseo del Bajo, la recova de Plaza Once, los cambios en la calle Corrientes, las extensiones de los subterráneos, las reparaciones de las escuelas, las renovaciones de las bicicletas que se usan en las bicisendas, la eliminación gradual de las barreras en la ciudad, mediante la derivación aérea del paso de los trenes, la dinámica del mantenimiento de los monumentos, de los canteros de las plazas y de las calles, la sustitución de algunos quioscos de diarios, la apertura de la calle Beauchef, la conversión de las calles peatonales, y las ofertas culturales que existen durante todo el año.
Me gustaría que los gremialistas colaboraran más haciendo más racionales las interrupciones del tránsito por reclamos. Que pensaran que los peatones o los automovilistas o los conductores de los distintos medios de transporte también tienen derechos, los cuales deberían ser respetados.
Siempre me he quedado con la duda de porqué los gremialistas, en defensa de los derechos de sus representados, no participan también para esclarecer y explicitar cuáles son las obligaciones de sus representados. Por ejemplo, sería muy útil que el representante gremial bregara por las obligaciones de los operarios de mejorar la productividad en el desarrollo de sus trabajos, que señalara sobre la importancia que pudieran producir mayor volumen, que mejoraran la calidad, que protegieran los intereses de los dueños del lugar en el cual trabajan, que no hubiera huelgas imprevistas, y que las previstas se redujeran a casos de extrema necesidad cuando la actividad fuera un servicio público imprescindible o esencial para no entorpecer la actividad de los usuarios. En definitiva, me parece que los operarios y trabajadores en general, deben satisfacer sus derechos, pero también deben cumplimentar con sus obligaciones, de la mejor manera posible, puesto que es de interés de los mismos trabajadores que la actividad que despliegan en el ejercicio de su tarea, sirva para el crecimiento del dueño, y ello redunda también en un beneficio para la comunidad toda, a la generación de nuevos empleos, y a la mejora para la competencia frente a otros competidores.
No me resigno a que no podamos acercarnos cada vez más a un país normal y previsible, que todos luchemos por nuestros derechos, pero que pensemos que también todos tenemos obligaciones, que debemos cumplir, porque para otros, nuestras obligaciones son sus derechos. Esta reflexión, en definitiva, no es otra cosa que lo que ha hecho crecer y progresar a los países del primer mundo, que entendieron rápidamente que luchar por los derechos no significa que no atendamos nuestras obligaciones.
Si mis obligaciones las cumplo de la mejor manera posible, ello ayuda a mi comunidad, y también me beneficia a mí, porque contribuyo a crear más oportunidades en el mercado laboral.
Miguel Angel Di Ranni
06.09.2019