Todo ciudadano tiene que pensar
qué es lo mejor para el país. Cuando se piensa en el bien del país,
automáticamente el comportamiento de cada persona, de cada organización,
privada o pública, piensa qué tenemos que hacer para que nuestro país crezca a
través de los años, para permitir que todos los habitantes estén cada vez
mejor, en materia de educación, de salud, para que se perciba una mejora en la
calidad de vida de todos, y para que permita ir incluyendo a todos los que se
vayan incorporando a nuestro país, fruto del incremento demográfico que se va
produciendo año a año.
Las relaciones con otros países,
especialmente los más avanzados en materia de educación, tecnología y
modernidad, son muy esenciales para tener un modelo en el cual mirarse, y cotejar los avances de nuestro país en
relación al promedio de los países más avanzados en el mundo. Esto hace que uno
de los pilares es el intercambio de los productos y servicios entre Argentina y
otros países. Para ello es muy importante que haya un mercado doméstico, y un
mercado de exportación. Naturalmente, para poder mantener activas y creciente
relaciones comerciales con otros países, es menester exportar productos, pero
también importar productos.
Un aspecto importante es mantener
una equivalencia entre las horas de mano de obra que se exporten y las horas de
mano de obra que se importen. Dicha equivalencia tiene que darse no sólo en
volumen de horas, sino en el valor monetario promedio de dichas horas de mano de obra. En otras palabras, se
hace muy relevante que nuestra mano de obra que se exporte tenga una
equivalencia en la tecnología que se exporte e importe. Para ello el proceso
educativo en el país tiene que ser muy diversificado y exigente para que las
industrias que se instalen en nuestro país, de capital nacional o extranjero,
puedan satisfacer la demanda de mano de obra que se requiera, y que la misma
esté familiarizada con las más exigentes y complejas tecnologías.
Todos los ciudadanos tenemos que
darnos cuenta que hay que ser responsables sobre la calidad con que
desempeñemos nuestra actividad. En otras palabras debemos ser eficientes. En
toda actividad se puede ser cada día más eficiente. Cuanto más eficiente
seamos, vamos a estar en mejores condiciones de competir y de ganar en dicha
competencia, frente a otros proveedores de los mismos servicios. La mejor
manera de ser eficientes, es que la economía se abra exportando, pero también
importando. No es recomendable impedir la importación de productos bajo el
argumento que ello va a dañar la producción nacional, excepto que lo que
ingresare por importación sea derivado de prácticas de dumping por la
existencia de subsidios otorgados por el país de origen de dichas
importaciones. Debemos ser eficientes en la producción, y razonables en el
margen de ganancia. La conjunción de dichos requisitos, nos permitirá ser
competitivos frente a nuestros competidores.
Tenemos que ser respetuosos de la
Constitución, de las leyes, ser éticos, y de costumbres sanas. En nuestra
actividad laboral individual, tenemos que ser cada día mejores, para que
nuestros servicios sea el mejor que se pueda ofrecer. No debemos aceptar la
corrupción de nuestros gobernantes, pero tampoco de nosotros, los gobernados.
Los impuestos son necesarios para el funcionamiento de un país, por lo cual
debemos ser responsables pagándolos, y también vigilando que todos lo paguen.
Si vamos a un comercio, exijamos la emisión de la factura de lo que compremos o
consumamos. Al pagar lo que compremos, sabemos que ello incluye un monto por
impuestos. Asegurémonos que dichos impuestos lleguen al fisco, exigiendo la
emisión de la factura respectiva, emitida en condiciones legales.
Nuestro país tiene que mejorar la
calidad humana y conocimientos de quienes nos gobiernan. La calidad humana
significa que nuestros gobernantes tienen que regirse por el deber ser. Tener
conocimientos significa que tiene que tener experiencia concreta en administrar
organizaciones. En este sentido es seguro que si quienes nos gobiernan realizan
actos de corrupción no podemos esperar que tengan un auténtico interés en
solucionar los problemas de la gente. Quienes hayan participado en gobiernos
corruptos, y no hayan formulado denuncias sobre dichos comportamientos, son
sencillamente cómplices. Los ciudadanos
deben ser guardianes del mantenimiento de los principios republicanos, y de
denunciar las prácticas corruptas de los gobiernos y de otros ciudadanos.
Tratemos de dar oportunidades de
proseguir la obra iniciada, a quienes siendo gobernantes han demostrado que no son corruptos, que
realizan obras públicas a precios más
competitivos que los verificados en períodos anteriores, que son más eficientes
en las decisiones por provenir de empresas que le dio mucha experiencia en
tareas de administración. No puede ser que hoy en día todavía estén pendientes
inversiones básicas para la convivencia, como los desagües cloacales, el acceso
al agua potable por cañerías de distribución, el pavimento de calles, el acceso
normal al transporte público.
Tratemos de comprender que para
que haya más trabajo hay que remover ciertas normas que fueron puestas en
vigencia en los últimos cincuenta años, que si bien pueden aparentar que
protegen al trabajador, en los hechos lo están desprotegiendo, puesto que las
empresas chicas, medianas y grandes no incorporan gente en relación de
dependencia porque no pueden afrontar los costos laborales que ello puede
implicar. En otros países las normas laborales son razonables para las dos
partes que intervienen en el contrato de trabajo, de tal manera que el mercado
de trabajo es más activo y hay muchas fuentes de trabajo para dejar una empresa
y pasar a otra que está demandando el ingreso de personal en relación de
dependencia.
Tratemos de entender los
criterios y las razones por las cuales se establecen ciertas normas o
decisiones. Muchas veces hay muchos sectores que se oponen a la vigencia de
ciertas normas sin entender que las mismas se estén tomando para resolver
ciertos problemas que van en contra de la posibilidad de que el mercado de
trabajo se haga más concurrido y fluido para ser contratado de manera formal en
las organizaciones pequeñas, medianas y grandes.
Las crisis recurrentes que se
observan en la República Argentina desde hace más de cincuenta años es, entre
otras razones, porque existe una puja sectorial que impide atraer inversiones
locales e internacionales, que mejoren las situaciones de pobreza, de exportar
con mayor valor agregado, que mejore la productividad y el crecimiento.
Es posible bajar la presión
fiscal, pero para ello, todos tenemos que tener vocación de ser productivos en
nuestros puestos de trabajo, cuidar los recursos, cumplir con el pago de
nuestros impuestos, y no permitir, en todo aquello que esté en nuestras
posibilidades, que haya evasión fiscal. Los dueños de las empresas y quienes
trabajan en ellas, deberían ser aliados en la mejora de la producción y de la
productividad. Protegiéndose a las empresas, se protegen a las fuentes de
trabajo.
Miguel Angel Di Ranni
24.07.2017