Lo que hagamos cada uno de nosotros va a ir repercutiendo
inexorablemente en el destino de nuestro
país. Nuestra actividad debemos perfeccionarla, para que nuestro servicio día a
día sea mejor a favor de quienes nos contratan. Hagamos lo mejor que sabemos
hacer, cuando nos contratan, aprendamos cada día más sobre lo que hacemos, y
cómo podemos mejorar en el futuro. Esta actitud va a hacer progresar a quienes
nos contratan, sea un empresario privado o sea el Estado. Ese progreso global, sin
lugar a dudas, contribuirá a que tengamos más trabajo, y seguramente mayor
compensación económica por lo que hagamos.
Tenemos que sacarnos de encima una concepción errónea que el
Estado o el dueño se aprovecha de los asalariados a quienes contrata. Si nos
esmeramos en hacer las cosas lo mejor que podemos, en capacitarnos para mejorar
las habilidades, vamos a contribuir en que el Estado y las empresas mejoren. Al
mejorar el Estado y las empresas, también nosotros mejoraremos. Y podrán
mejorar nuestros hijos y nietos, por cuanto existirán mayor cantidad de
empleos, y mejor remuneración de resultas del crecimiento de las
organizaciones.
Las empresas que ganan dinero muestran mayor capacidad de sus
directivos para captar la preferencia de los consumidores. Ello significa que
agregan valor a la comunidad. Dicha ganancia implica un proceso de
capitalización, y por ende de crecimiento. Al crecer, habrá mayores inversiones
y mayor cantidad de empleos en el
mercado laboral.
Las empresas que pierden, puede implicar un desacierto en el
manejo de los recursos. Al perder dinero, se pone en riesgo los puestos de
trabajo. Se pierde la capacidad potencial de incrementar los puestos de
trabajo.
Encaremos el desarrollo de nuestras actividades laborales,
pensando como desempeñar la actividad con mayor productividad. Si todos
hiciéramos eso, habrá un salto de productividad a nivel de país, una mejora en
la productividad, y una reducción favorable de la brecha que nos llevan de
ventaja los países líderes del primer mundo.
En materia de educación procuremos que nuestros hijos
sostengan un esfuerzo para leer todos los días lo que recomiendan sus maestros
y profesores. Ello mejorará la comprensión de las materias que estén cursando,
y los capacitará para entender mejor lo que ocurre en el mundo y en su país. Al
estar mejor educados se estará en mejores condiciones de seleccionar los
candidatos que mejor podrán administrar nuestro país, y de advertir si se
cometen actos de corrupción, de afectación de las instituciones y de quebrantamiento
de las leyes.
Miguel Angel Di Ranni
24.09.2017