Los ciudadanos no tenemos que equivocarnos.
Para representar a un país,
administrándolo como corresponde, se necesitan dos condiciones, que desde hace
muchísimos años, no se les da el lugar y la importancia que deben tener. En
primer lugar los gobiernos deben cuidar los recursos del Estado. La corrupción,
en cualquier grado que sea no debe tolerarse. Las áreas de control deben actuar
permanentemente vigilando que no se cometan actos de corrupción. El poder
judicial debe impulsar de una manera activa, objetiva y con la mayor rapidez
posible la investigación, la evaluación y el dictado de sentencias en los casos
que le haya correspondido actuar. Asimismo, también se debe actuar conforme a
la Constitución y las leyes. Debe existir una constante preocupación para que
todos los funcionarios se apeguen a normas éticas y morales. Esta misma
preocupación debe existir para el propio comportamiento de los ciudadanos en
cuanto al cumplimiento de las normas legales, el pago de impuestos, y la
protección de los recursos del Estado, cuidando que no se genere inflación ni
déficit en el presupuesto nacional, luego de contemplar los pagos de deudas e
intereses.
En segundo lugar, los que
participan en el gobierno del país, deben tener adecuada experiencia y
conocimientos como para lograr óptimos resultados de los actos de gobierno.
Sería muy útil que previo a ingresar a la función púbica, hubiera una
experiencia concreta, durante muchos años, en la administración de empresas
privadas. La administración de los
recursos debe ser muy cuidadosa, tanto en la protección de los ingresos
tributarios, como de la aplicación de los mismos para atender las erogaciones
que correspondan a lo que haya sido aprobado en el presupuesto nacional. Deben
cuidarse los fondos del Estado, no erogando en conceptos que no son necesarios
para prestar los distintos servicios de los cuales es responsable el Estado.
Los ciudadanos debemos bregar
para que se cuiden los recursos del Estado, que no haya déficit fiscal en el
ejercicio anual, y que los subsidios de los que tuviera que hacerse cargo el
Estado, deberían limitarse en los montos y en los períodos en que han de
pagarse los mismos.
Debemos pensar, nosotros los
ciudadanos, que la condición que en el presupuesto nacional no haya déficit es
clave para que no incurramos una vez más a que se produzca una nueva crisis y
se desbarranque todo lo hecho hasta ahora, en el último año y medio. No tiene
que existir déficit, incluyendo como egresos el pago de la deuda que venza en
cada año y el pago de los intereses de toda la deuda existente. Por eso que es
importante que se entienda que el Estado no
puede tener a su cargo empleados públicos superabundantes que, en
realidad no se necesitan para atender los servicios de las distintas funciones
que tiene el Estado. Si tiene déficit, primeramente seguro que se contraerán
nuevas deudas para financiar dicho déficit. Pero luego, cuando se conozca en el
exterior que hay un déficit recurrente que se lo está financiando con nueva
deuda, va a cundir el temor que en algún momento Argentina puede declarar un
nuevo default, y por lo tanto, los acreedores resultarán perjudicados por la
quita que se pueda proponer a parte de la deuda existente. Por tanto los
acreedores interrumpirán el otorgamiento de nueva deuda, y el déficit
presupuestario empezara a ser financiado con emisión monetaria, lo cual
originará inflación, y en algún momento habrá que devaluar el peso en relación
al dólar, como forma de licuar las deudas existentes en el Estado. Al haber
devaluación, todas las empresas formadoras de precios aumentarán los precios,
ello originará más inflación, y así sucesivamente.
Tanto en la actividad privada,
como en la actividad pública tiene que mejorarse la concepción de productividad
de quienes participan en cada una de dichas esferas como personal en relación
de dependencia. La capacitación y la mejora en la productividad deben ser dos
pilares en los cuales hay mucho por hacer para que se produzca un cambio
importante en quienes prestan los servicios como asalariados.
Los ciudadanos debemos ayudar al
Estado. El Estado debe prioritariamente cumplimentar las funciones que le son
propias en materia de educación, salud, seguridad, defensa y ejecución de las
obras públicas para el mejoramiento de la calidad de vida. La mejor manera que
los ciudadanos podemos ayudar al Estado es capacitándonos cada día más para
agregar valor a nuestra actividad laboral. Es necesario que estudiemos y si podemos llegar a ser graduados
universitarios, eso nos va a permitir mejorar la comprensión global en nuestras
vidas y mejorar nuestra posición
económica en el tiempo. Si no podemos seguir,
o no deseamos, una carrera universitaria, es importante que nos esmeremos
en la actividad que estemos ejerciendo,
que nos capacitemos permanentemente y que tengamos inquietudes en leer para que
podamos comprender lo que ocurre en el
mundo y en Argentina. Es importante que todos nuestros hijos puedan completar
la instrucción primaria, secundaria, y, si es posible, la universitaria. Que le
inculquemos a nuestros hijos la importancia de la lectura como forma de mejorar
nuestra percepción de la realidad.
El Estado puede, en situaciones
de excepción, ayudar a algunos ciudadanos a sobrellevar momentos sin que tenga
actividad laboral. Pero es responsabilidad del ciudadano que dichos lapsos sean
lo más breves posibles, por lo cual debe ser responsabilidad del mismo
ciudadano procurar que dicho subsidio sea por un lapso lo más breve posible.
Los ciudadanos que estén percibiendo los subsidios por desempleo deben
demostrar fehacientemente que están buscando activamente ingresar a una nueva
actividad laboral. Los ciudadanos
debemos reordenar nuestros consumos privados de tal forma que podamos afrontar, con nuestros propios recursos, todos los servicios que consumimos
(electricidad, gas, y agua), debiendo prescindir, si fuera posible, de algunos gastos que sean prescindibles. El Estado ya
está colaborando en el otorgamiento de las tarifas sociales a más de 3,5
millones de personas, lo cual contribuye a aliviar muchas situaciones sociales,
pero debemos entender que ello va en contra de la reducción del déficit fiscal.
Es fundamental que todos los
ciudadanos seamos contribuyentes de los impuestos, y que la actividad laboral
que realicemos esté registrada. Que
todos los que ya están registrados que no omitan pagar sus impuestos, o
depositar los montos que se cobran por servicios que están gravados por los
impuestos. Es muy común que los bares, restaurantes, y negocios en general,
perciban el precio de sus productos, acrecentados en el impuesto al valor
agregado correspondiente, y no extiendan los tickets o facturas legales,
omitiendo el impuesto a las ganancias y no depositando el impuesto al valor
agregado cobrado, y no facturado.
Los ciudadanos cuando tenemos que
volver a votar, nos debemos guiar por
los hechos que llevaron a la práctica los gobiernos de turno. No debemos prestar atención a lo que nos intenten decir. Los hechos hablan por sí solos. Si los
gobernantes se han quedado con el dinero del Estado para beneficio propio, sin
interesarle que dicho dinero era imprescindible para asegurar beneficios para
los ciudadanos, beneficios en materia de educación, salud pública, realización
de la instalación de cloacas, tendido de ductos para tener el acceso al agua
potable y otros obras públicas, no podemos nuevamente prestar atención a lo que
prometen, si ello fue muy distinto antes, respecto de lo que terminaron
haciendo. El dinero del Estado es de todos los ciudadanos y para todos los
ciudadanos. Por ello no podemos perdonar que nos hayan robado. No debemos dar a
nadie que nos haya robado, nuevas oportunidades para que sigan haciéndolo.
Para que no se reitere una nueva
crisis, debemos hacer cosas distintas de las que se hicieron en la historia,
que terminaron con nuevas crisis.
Debemos obtener un equilibrio en las cuentas públicas, Para ello, no
podemos gastar más que lo que nos permiten los ingresos tributarios que se
recauden por el Estado. Para alcanzar dicho equilibrio, dejemos que se continúe
con el saneamiento de las cuentas públicas para lograr el equilibrio en un
plazo razonable. Todos los ciudadanos debemos exigir legalidad en el accionar
de nuestros gobernantes, y permitir que nos administren sólo los que tengan
experiencia de cómo se debe administrar
los recursos de un Estado porque han administrado con anterioridad en
actividades privadas.
Como en cualquier otra actividad, si el Estado no puede
corregir el déficit, tratando que en un
plazo razonable se vayan depurando los
gastos innecesarios que existen en el Estado, privando a este último que
continúe realizando obras públicas para hacer llegar agua potable, cloacas,
pavimentación de calles, mejores transportes, salud, educación y mejoras hospitalarias, especialmente para
las personas que en tantos años de muchos gobiernos no han podido disfrutar de esos
servicios, veremos otra vez frustrados el sueño de todos nosotros de no
reiterar las causas que en los últimos años han concluido en las crisis
recurrentes.
No pensemos en lo que el Estado
puede hacer por nosotros. Pensemos en lo que nosotros podemos hacer por el
Estado.
Miguel Angel Di Ranni
28.06.2017