En temas económicos, financieros, patrimoniales, tanto a nivel privado, como en decisiones de gobierno, el razonamiento es el mismo. A determinadas acciones, determinadas consecuencias. Para constatar que esta premisa es cierta e infalible, el análisis de los resultados no debe hacerse en el corto plazo sino en el largo plazo. Me referiré a la actividad privada, que es lo que más conozco, pero es claro que ello puede ser aplicable también a las decisiones de manejo de la cosa pública.
En una compañía privada hay ingresos de fondos por su actividad específica, y egresos de fondos, que son estrictamente necesarios para generar esos ingresos de fondos. Los egresos de fondos que no son necesarios para generar los ingresos es mejor no tenerlos, porque o van a significar menos ganancia para la empresa, o, si se quiere tener la misma ganancia, va a originar que el precio de venta del producto haya que incrementarlo. Ello podría determinar perder ventas, si mi competidor no incrementó los precios, porque él no tenía los egresos innecesarios, o porque los consumidores de mi producto no puedan afrontar el mayor precio de venta. Por lo tanto, siempre es importante que todos los egresos en que incurre la empresa, estén fundamentados porque son necesarios para generar los ingresos.
Con la premisa anterior, la preocupación de la empresa es que no se resientan los ingresos, para lo cual es importante realizar las erogaciones que se necesitan imprescindiblemente para darle continuidad a los ingresos.. Para ello negociemos correctamente con los proveedores de insumos, para que el precio sea razonable para las dos partes, para que me entregue el insumo puntualmente, en la calidad requerida, y que la empresa le pague puntualmente también al proveedor. Si la empresa no le paga puntualmente al proveedor, en la siguiente entrega el proveedor tratará de cotizar un precio tal que recupere el efecto de la cobranza tardía. Si de salarios se trata, fijemos adecuadamente el salario justo compatible con el mercado, porque de esa manera, los operarios o empleados tendrán el ingreso que les corresponde, y harán, consecuentemente, la tarea también, como corresponde. El conocimiento real y comprobado por parte de los que ejecutan las funciones es vital para el crecimiento de las organizaciones. Por lo tanto, es bueno que cumplamos con nuestras obligaciones, para poder exigir, simétricamente nuestros derechos. Conclusión: manejemos a los proveedores y empleados con criterios razonables y equitativos, para asegurar las relaciones contractuales en el largo plazo y el logro de la eficiencia.
La empresa debe pagar los impuestos que corresponda, porque dichos tributos derivan de normas y las normas constituyen el contexto en que toda empresa debe tomar las decisiones. No es correcto que la empresa tenga mayor ganancia evadiendo el pago de los tributos determinados por la ley. Los tributos son costos necesarios para generar los ingresos que le corresponden a la empresa. Por eso es importante que el organismo recaudador, también sea correcto y equitativo no gravando las ganancias que no son tales, por existir inflación, y que se mantengan las deducciones fijadas por ley también actualizadas por inflación. Si la empresa paga impuestos sobre ganancias que no son tales, dicho impuesto no calculado sobre ganancias reales implican que estoy pagando con porciones del capital que tiene la empresa para funcionar, y no con parte de las ganancias. Por lo tanto, la empresa debe pagar los tributos que correspondan, y el organismo recaudador debe procurar ser equitativo con el tratamiento fiscal hacia los contribuyentes, para permitir que la empresa pueda seguir funcionando sin descapitalizarse por pagar sobre ganancias ficticias. Conclusión: hay que cumplir con el fisco, pero el fisco debe mantener las normas adecuadas para que haya equidad en la base de la tributación y para cuidar al contribuyente en el largo plazo.
Cuando la empresa necesita recursos para seguir funcionando, puede tomar préstamos. El tomar préstamos es una sana medida, porque dichos capitales que ingresan, ayudan para hacer inversiones que seguramente tienen una rentabilidad superior a la tasa de interés a pagar por dichos préstamos. Por tanto las deudas mejoran la rentabilidad global de las inversiones que las empresas llevan a cabo. Los capitales que la empresa disponen son suministrados por los propios accionistas, a quienes hay que pagarles dividendos, y por los acreedores financieros o bancos, a quienes hay que pagarles el interés, y devolverles el préstamo, en el plazo convenido. Ni a los accionistas puede dejar de pagarse los dividendos, cuando hubiera ganancias, ni a los acreedores se les puede dejar de pagar los intereses pactados, ni la devolución del préstamo convenido. Si a los accionistas no se les paga los dividendos, y si a los acreedores no se les devuelve el préstamo ni se le paga los intereses, seguramente ello originará que la compañía sea considerada de muy alto riesgo, y por lo tanto nadie va a querer poner dinero como accionista ó los futuros préstamos o serán muy caros, o los prestamistas y accionistas no arriesgarán su patrimonio, realizando nuevos aportes financieros a la compañía, por no haber honrado las obligaciones de pago. Conclusión: tomemos dinero de los accionistas, y de los acreedores financieros, pero cumplamos con nuestras obligaciones del pago de dividendos, de los intereses y de devolución del capital en las fechas pactadas. Un comportamiento leal y legal es una seguridad de contar con los recursos en el largo plazo. Las ventajas de corto plazo por no honrar las deudas, está comprobado que está lejos de ser una decisión rentable en el largo plazo.
En la actividad privada existe una premisa fundamental, y es que la compañía debe autosostenerse con los propios ingresos, tomando las acciones que corresponda para tener costos compatibles con dichos ingresos, racionalizar los egresos innecesarios, mejorar la productividad, y, sobre todo, no presumir que en cualquier momento que se necesite financiamiento, es posible pedir nuevos aportes a los accionistas para cubrir una administración deficiente. Por lo tanto: la administración seria y prudente es fundamental para permanecer como administradores a cargo de la gestión de una compañía. Conclusión: cuando se administran recursos de otras personas, hay que rendir cuentas, tanto de la legalidad como se procedió, como también si se hizo una administración eficiente.
Si cualquier empleado o gerente, comete un acto de deslealtad a la empresa, acordando con un proveedor un mayor precio del insumo del que fuera cotizado, desviando fondos de la compañía para su propio beneficio, apoderándose de bienes de la compañía, o cometiendo algún fraude financiero, dicho acto de corrupción, si fuera detectado por un superior, inmediatamente originaría la separación del que cometió actos ilícitos, más allá de las sanciones penales que les correspondieran. Si el superior, en conocimiento de actos de corrupción de sus subordinados, no procediera con toda rigurosidad a fijar la sanción que correspondiera, o pretendiera cubrir dicho acto ilícito, sin lugar a dudas que dicho superior sería también inmediatamente separado. Conclusión: cualquier acto de ilegalidad o corrupción de quienes están a cargo de la administración es incompatible con la continuidad en el puesto y con la permanencia en la misma organización. No hay tarea brillante desde lo gestional que pueda hacer disimular o ignorar actos de corrupción o ilegalidad.
En la actividad privada a nadie se le ocurriría colocar en las funciones relevantes a personas no idóneas. El éxito de los equipos de trabajo y de las organizaciones, es colocar en la administración de las mismas a las personas de mayores conocimientos, y con habilidades de gestión tal que permita lograr los objetivos planteados, en el marco del respeto a la ley y a la ética. El ejercicio profesional en cada una de las funciones es de tal naturaleza que nadie daría una orden ilógica desde la eficiencia en el uso del capital o de la rentabilidad, y nadie la obedecería si es manifiestamente inexplicable desde la ética o desde la legalidad de sus implicancias. Conclusión: hay reaseguros internos en toda organización que hacen inaplicable el concepto de la obediencia debida y de un verticalismo absoluto, en decisiones que estén reñidas con la ética, con la legalidad y con la eficiencia.
Conclusión general: el manejo de los recursos de terceros exige comportarse con apego absoluto a las leyes y normas éticas,y a la eficiencia de la gestión, para lo cual los que administran las compañías deben reunir condiciones morales y de idoneidad que aseguren dichos resultados. Los países del primer mundo llegaron a dicha categoría cuando no hay diferencias sustanciales entre los criterios, derechos, obligaciones, responsabilidades, y consecuencias de sus actos, entre administrar la cosa privada y la cosa pública.
Miguel Di Ranni
04.08.2012