Aún recuerdo cuando muchos años atrás ambos países se presentaban como compitiendo para sacarse alguna ventaja en el concierto del liderazgo dentro de Latinoamérica. Hoy en día me alegro muchísimo por Brasil, y me apena que Argentina podría tener hoy la misma realidad que está el país vecino mostrando al mundo. Y me parece que la gran diferencia que produjo dichos resultados a la fecha es la actitud de la clase dirigente de cada uno de los países y su accionar, en consecuencia.
i. Qué duda hay que en materia económica ningún país ignora los criterios que se manejan en el mundo, independientemente de la ideología que políticamente pueda sustentar.
ii. Qué duda hay que en materia de relaciones internacionales las grandes decisiones pasan por la conveniencia, considerando como conveniencia el bienestar económico del país y no posiciones ideológicas inconducentes para el bienestar de los pueblos.
iii. Qué duda hay que un país serio tiene que cumplir con sus compromisos asumidos en materia de pago de la deuda pública, respetar las sentencias por diferendos que se producen a nivel internacional, y asegurar el mantenimiento de estadísticas que testimonian su realidad, sin alterar las metodologías que las reflejan, o el relevamiento de los datos que las nutren.
iv. Qué duda hay que un país con proyección de futuro, tiene que respetar la estabilidad legal e impositiva, y asegurar el derecho de propiedad de sus habitantes e inversores internacionales, sin intromisión en el libre juego de las decisiones del capital privado, excepto aquella que deviene de normas taxativamente previstas a los fines de asegurar el libre juego de los mercados.
v. Qué duda hay que un país serio tiene que asegurar el principio de la irretroactividad de las leyes y de los derechos adquiridos, planteándose, en caso de nuevas normas, que las mismas tienen que aplicarse a nuevas realidades que surjan a posteriori de la emisión de dichas regulaciones.
vi. Qué duda hay que un país serio se mantiene dentro de las previsiones constitucionales y del funcionamiento a ultranza de la independencia de los poderes, no pudiéndose ignorar por parte de un poder lo que por la constitución le autoriza a otro poder resolver en función de su competencia.
vii. Qué duda hay que en el concierto internacional se observa como símbolo de inmadurez, la dinámica de las modificaciones de la Carta Magna, esencialmente motivada para asegurar la permanencia en el poder, desconociendo las previsiones de la Constitución de asegurar la alternancia en el poder como garantía de salud republicana y democrática.
Lo importante para todo Estado que se preocupa por su pueblo, es seguir creciendo, en lo institucional, en lo social, en lo educativo, en lo económico, en materia de salud pública, y de seguridad. Siempre existirán falencias del pasado que habrá que ir atendiendo, y nuevas falencias que pueden ir apareciendo por la propia dinámica del mundo.Lo imperdonable es persistir en los errores que la historia muestra y la tosudez de creer que se pueden obtener resultados diferentes de los que se han producido. Lo imperdonable es no advertir que la función de los dirigentes es asegurar el bienestar de los dirigidos, dentro de la responsabilidad de decisiones seriamente tomadas, en un contexto de respeto a la Constitución, a las leyes, a la moral y a la ética.
Miguel A. Di Ranni
19.08.2012