Para contribuir a
identificar aspectos esenciales que ayuden a pensar para emitir el voto.
Cada ciudadano tiene que
votar a quien cree que lo represente mejor. Hay algunas reflexiones que creo
que los puede ayudar en la tarea de esclarecer quién los va a representar
mejor.
El presupuesto anual de la
República Argentina, tiene que ser visto como algo similar a lo que es nuestro
propio presupuesto de ingresos de fondos y de egresos de fondos, como
ciudadano. Cada ciudadano sabe que es una buena práctica, que los gastos que
tienen que ver con la alimentación, la vestimenta, la educación, la salud de la
familia, el alquiler de la vivienda, el esparcimiento, el pago de impuestos, no
deben superar el monto de lo que constituye su salario.
De igual manera hay que
pensar respecto de los ingresos de fondos y los egresos de fondos del Estado.
Es muy sensato que las erogaciones de fondos para que el Estado pueda
funcionar, en cuanto a asegurar la educación gratuita, la salud, la seguridad,
el mantenimiento de los bienes públicos, la defensa nacional, los servicios de
la administración de la justicia, los servicios que presta el Congreso, y los
servicios a cargo del Poder Ejecutivo, y otros específicos, no pueden originar
egresos de fondos que superen los fondos originados por la recaudación
tributaria de los impuestos que pagan los ciudadanos.
Es tan obvio que la
recaudación tributaria debe ser un monto razonable en concepto de impuestos que
se le cobren a los ciudadanos, pero debe alcanzar para cubrir todos los gastos
a cargo del Estado. Por tanto no deberíamos permitir que el Estado tuviera un
presupuesto nacional en los que los gastos fuera superior a los ingresos. En
una familia, todos saben que no es lógico gastar más dinero que el que entra de
resultas del salario que perciben quienes componen una familia.
Debo decirles que en los
últimos 70 años, el Estado tuvo mayormente un presupuesto financiero
deficitario, es decir, que los egresos de fondos excedieron largamente los
ingresos de fondos. Esto significa que no debiéramos aceptar que nos represente
a los ciudadanos nadie que no dé
seguridades que año a año se va a mantener un equilibrio presupuestario. Los
representantes del pueblo, mayormente en dichos 70 años han originado un
déficit primario de un monto considerable, lo cual ha sido difícil cubrirlo
mediante un financiamiento, y por tanto han recurrido a la emisión monetaria,
lo cual ha sido la causa de la inflación permanente que la Argentina ha
mantenido de manera creciente año a año.
Otro aspecto que debería
ponerse mucha atención, es que no deberíamos dar una nueva oportunidad para ser
nuestros representantes, a quienes han aprovechado la función pública para
enriquecerse personalmente, quedándose para sí con montos pertenecientes al
Estado, lo cual ha sido la causa del empobrecimiento de muchos ciudadanos. La
corrupción en Argentina, con los años, ha ido creciendo, llegándose a partir del
siglo XXI a una desmesura que ha resentido hondamente la forma de vida de la
mayoría de los ciudadanos. Los ciudadanos no deberíamos ser cómplices por
contribuir a designar a quienes han cometido delitos contra el Estado,
apoderándose de bienes que pertenecen al Estado argentino.
Otro aspecto muy importante
para evaluar a quienes pretenden ser los representantes de los ciudadanos es la
predisposición de dichos candidatos a respetar fielmente la Constitución. Los
candidatos para que nos representen a los ciudadanos deben ser, en las palabras y en los hechos, fieles
defensores de la independencia de la justicia, y de la independencia de los
poderes del Estado. Deben ser cuidadosos del respeto a las libertades
individuales, al derecho de propiedad individual. No deben adherir, sino todo
lo contrario, a las prácticas habituales de otros Estados, en los cuales se
agreden las libertades individuales, se persiguen a quienes expresan sus ideas,
se afecta el derecho de propiedad individual, se atenta contra los derechos
humanos.
Para asegurar el bienestar
de los ciudadanos, los representantes deberían ser muy activos para negociar
compras y ventas de productos con una gran cantidad de países, para de esa
manera crecer económicamente. No hay que limitar las negociaciones comerciales
por razones ideológicas. El Estado argentino no debería aplicar derechos de
exportación, quitando parte del precio que cada exportador logre de resultas de
la exportación. En los productos llamados commodities como el petróleo y los
granos, los precios que se obtienen deben ser para cada dueño de los mismos,
dado que se trata de operaciones de riesgo, en los cuales el dueño debe poder
compensar la volatilidad que muchas veces se dan en materia de precios,
asumiendo los precios bajos y
perteneciéndole los precios más altos. Obviamente, el Estado debe gravar
las utilidades que se produjeran de
resultas de las ventas de dichos productos, con el impuesto a las ganancias
correspondiente como cualquier otra actividad.
Otro punto importante es que
los ciudadanos deberían poner atención a que los representantes tuvieran una
clara predisposición a proteger a los contribuyentes de los impuestos, para que
tengan una presión fiscal razonable, es
decir, que cumplan con sus obligaciones fiscales, pero cuidando que la
gravabilidad sea de un nivel razonable. Esta recomendación es para asegurar que
los contribuyentes, luego de pagar sus impuestos, tengan adicionalmente
capacidad de generación de fondos para incrementar la actividad, es decir, para
crecer incurriendo en nuevas inversiones, para de esa manera asegurar la
creación de puestos de trabajo. Sin ninguna duda, el hecho de que no hay oferta
de puestos de trabajo se debe a la alta presión fiscal a la que se ha llegado,
y al exceso de normas laborales que se han generado por una hiperactividad de los gremios que originó altos costos para
el oferente de los puestos de trabajo.
Un aspecto importante es
tener en cuenta que el candidato a representante sea, verdaderamente, un
precursor de la educación primaria, secundaria y universitaria, gratuita, como
forma de cumplimentar la igualdad de oportunidades para todos los habitantes.
Que dicha educación sea de alta calidad, y exigente en cuanto a que los
beneficiarios pongan de su lado una dedicación real, permanente y profunda. Y
que no se haya intentado ni puesto en práctica perseguir un adoctrinamiento
político.
Una última reflexión: Somos
ciudadanos del Estado actual de Argentina. Tenemos que disfrutar del Estado
hoy, pero cuidando que el Estado pueda crecer para beneficio de los futuros
ciudadanos argentinos. El Estado participa para que cada ciudadano pueda
disfrutar el ofrecimiento de un derecho que deriva de disponer igualdad de
oportunidades. Ese derecho lo tiene cada ciudadano que nazca en nuestra patria,
como máximo, durante 20 años. Puede disfrutar durante este lapso de la
educación gratuita durante el ciclo pre primario, primario, secundario y universitario.
Es la gran oportunidad para gozar de la igualdad de oportunidades, y lograr un
mejor posicionamiento social. Para ello es necesario disponerse férreamente
para el estudio, para lograr una educación de profundidad, con alta calidad y
que le va permitir actuar de manera activa para beneficio propio y de la
comunidad.
El Estado debe cumplir un
rol que favorezca a los ciudadanos en los momentos de crisis internacionales o
sanitarias. Para ello el Estado argentino debe tener que crecer para tener
reservas de orden monetario que ayude en las crisis económicas y financieras de
orden mundial, para reducir sus efectos. También que tenga recursos económicos
suficientes para atender las eventuales pandemias, para administrar las
cuarentenas y compensar a la población financieramente en función de las
interrupciones laborales que haya que disponer para evitar las consecuencias
graves de orden sanitario.
Miguel Angel Di Ranni
09.08.2021