La solución de los problemas depende de cada uno de
nosotros.
Cada uno de nosotros no
solamente tiene que pensar en cada hecho en el cual directa o indirectamente
participemos, sino que tiene que actuar para que nuestro país siga siendo una
República, representativa y federal.
Nuestra participación tiene
que lograr que se respete el esquema de valores a los cuales hemos adherido, y
está en nosotros, individualmente, oponernos y no convalidar decisiones que van
en sentido contrario.
Las personas físicas tienen
que ser activas, preguntando, y obrando en consecuencia. No debemos ser
arrastrados en eventuales pertenencia a grupos que nos instan a actuar con
obediencia partidaria. Nuestro comportamiento tiene que tener el límite de la
aceptación del pasa o no pasa, según se respete la constitución, las leyes, la
ética y la moral.
También es importante que
los que administran los fondos del Estado tengan una clara formación en gestión y finanzas,
para que entiendan claramente cómo se administran los recursos financieros del
Estado, para no proponer cifras de presupuestos que convalidan permanentemente
malas praxis, y que son las causantes de las sucesivas crisis financieras de
Argentina,
Hace muchos años, más de
ochenta, que nuestro país presenta, salvo raras excepciones, presupuestos nacionales, con déficit primario
de varios puntos del PBI, que luego se agranda cuando le agregamos los
intereses de la deuda financiera de largo plazo.
Un Estado no puede estar
funcionando, como se ha hecho
incansablemente, que presenta un prepuesto nacional en que los egresos de
fondos programados para todo el año, al
cual se refiere el presupuesto, sea de un valor absoluto mayor que los ingresos
financieros. Los ingresos financieros provienen esencialmente de la recaudación
tributaria. Los egresos financieros que contiene el presupuesto deberían
contener, las erogaciones razonables para que la actividad del Estado se pueda
llevar adelante. Las funciones del Estado implican los servicios de educación,
de salud, de seguridad, de cuidado del medio ambiente, de preservación de las
fronteras, de llevar adelante las inversiones que contribuyan para hacer
gradualmente más eficiente los servicios señalados, incluyendo los de de
preservación de las fronteras para controlar los ingresos ilegales de personas,
de drogas, de mercaderías.
La dotación de empleados
públicos debe ajustarse a los estrictamente necesarios para que la actividad
del Estado se pueda llevar a cabo. El funcionamiento de los empleados públicos
debe ser eficiente. Para ello, tienen que existir planes de capacitación para
que puedan desarrollar su actividad y saber qué es lo que hay que hacer, y cómo
hacerlo con eficiencia.
El Estado es responsable de
proteger a los contribuyentes que aportan los ingresos tributarios con los que
se puedan atender la ejecución de todas las funciones del Estado. En nuestro
país se procedió siempre en tomar como punto de referencia el plan de
actividades que pretende llevar adelante el Estado, y como consecuencia,
adecuar la presión fiscal para poder cumplimentar dicho plan de actividades. Eso
ha sido una equivocación. Lo que correspondería sería, a la inversa. Los gastos
o egresos de fondos tienen que definirse
a partir de los montos de impuestos existentes, con una presión fiscal
razonable, tal que permita, también, el pago de los dividendos a los dueños de
cada entidad privada, y que también se puedan realizar más inversiones
conectadas con la actividad del ente privado, u, otras inversiones distintas de
las habituales a los fines de cumplir con el incremento en volumen de la
actividad del ente, y de esa manera lograr
el crecimiento de nuestro país y de la generación de empleos nuevos.
Los ingresos tributarios
deben provenir de una estructura de impuestos que asegure una presión fiscal
razonable. No deben aumentarse los impuestos, porque la actividad privada, debe
generar ganancias que permitan una liquidez suficiente para el crecimiento de
la actividad a través de la inversión, lo que va a permitir la generación de
empleo permanente, tal como fue señalado en el párrafo precedente.
Los empleos nuevos nacen de
resultas de una política de fomentar las inversiones adicionales a partir de
una presión fiscal razonable, que permita que parte de las ganancias logradas
por la actividad privada se reinvierta en mayor producción de la empresa
privada o lograr una mayor integración vertical de la misma, o invertir en
otras actividades que permitan sustituir las importaciones, o acrecentar las
exportaciones.
El Estado debe abstenerse de
tener una estructura de subsidios de carácter permanente, porque la función del
Estado debe permitir un superávit permanente para poder atender cuestiones de
excepción, de crisis financieras de orden internacional, mediante la existencia
de adecuadas reservas en divisas que
obren como ahorro anti cíclico y para atender situaciones de excepción como las
pandemias.
Un Estado económicamente
fuerte y sanitariamente preparado para poder hacer frente las situaciones de
excepción para lo cual tiene que existir un Estado con ahorro suficiente para
no tener inconvenientes cuando se den las secuencias de pandemias que requieran
una economía sólida para acompañar el esfuerzo sanitario y la
inactividad laboral privada y transitoria en casos de cuarentena.
Debe entenderse que la
igualdad de derechos se concibe mediante la igualdad de oportunidades, a través de asegurar a todos los niños y
jóvenes, la gratuidad de asistencia a la pre primaria, a la escuela primaria, a
la secundaria, y a la universitaria a través de la Universidad de Buenos Aires
y similares. Son aproximadamente 20 años que el Estado dona a favor de sus
ciudadanos la posibilidad de educación gratuita. Los padres deberían procurar
que sus hijos accedan a esos estudios, y los propios niños deberían dedicarse a
pleno, estudiando, leyendo y profundizando conocimientos y hábitos de conducta,
para que puedan cumplimentar la máxima de que cada uno es artífice de su propio
destino.
A partir de esa donación del
Estado, a lo largo de 20 años de facilitar los ciclos educativos, a través de
la recaudación tributaria, que es válido
para todos los que nacen en el suelo argentino, no deberían existir otros subsidios
permanentes a favor de los ciudadanos. Ello por cuanto la educación incorporada
en todos los ciudadanos, si fue bien aprovechada por los destinatarios, los
deja en condiciones educativas para agregar valor en todo trabajo al cual pueda
incorporarse.
De esta manera todos pueden
ser artífices de su propio destino, si se aprovecha al máximo la gratuidad que
implican, la pre primaria, la primaria, la secundaria y la universidad estatal.
El equilibrio presupuestario
es fundamental, porque las crisis en los últimos ochenta años se originaron a partir de un presupuesto que
originó un déficit primario de más de 5
ó 7 puntos del PBI. Dicha necesidad de fondos en un principio quiso ser
financiada con endeudamiento, y cuando no fue posible, se decidió la emisión
monetaria, que fue, lo que instituyó, con carácter permanente, una inflación
recurrente, y también, en dos momentos, hiperinflación.
Parece mentira que el Estado
argentino decidió sustraerse de algo tan elemental como es el hecho de tener presupuestos financieros
nacionales anuales, operativos, con superávit (el necesario para que se puedan
pagar los intereses del endeudamiento financiero de largo plazo, que es
necesario para la realización de inversiones públicas para hacer más eficiente
el comercio nacional y de exportación, y para mejorar la salud y el confort de
los habitantes).
Cualquier empresa privada
parte del hecho que anualmente, los ingresos y egresos financieros operativos
(incluyendo los intereses de la deuda de largo plazo) tienen que estar al menos
en equilibrio, y preferentemente con superávit para permitir un crecimiento por
mayores inversiones.
Destaco la necesidad que los
padres y maestros tienen que iniciar y reforzar lo que denominaría una cruzada
para el mejoramiento y profundización de los procesos educativos de los niños,
adolescentes y jóvenes, en un lapso de aproximadamente veinte años de sus
vidas. Esta re focalización del proceso
educativo, e intensificación debería ser el gran cambio para volver a estar
seguros de la identificación de los
valores que deben ser observados como comportamiento habitual, y estar
vigilantes frente a minorías que no hesitan en violar dichos valores para
lograr objetivos fijados para su propio beneficio.
Es un error creer que los
políticos pueden administrar bien los Estados si no están capacitados para
entender los aspectos financieros elementales como los que aquí se están
enunciando. Estimo que deberían preverse
programas de capacitación de carácter obligatorio para los políticos para estar
en consonancia con la idoneidad que se requiere, para similar función, en la
actividad privada.
Las personas físicas deben
también ser impermeables, no aprobando decisiones que conspiran contra la
independencia de los poderes, o contra la justicia independiente. No puede
aceptarse que se vote o apruebe algo que fuera manifiestamente contrario al
funcionamiento de una República, su Constitución, sus leyes, y la ética y
moral.
Las personas físicas deben
asegurar a los futuros ciudadanos que vivan en el mismo país, que la Nación
continua siendo una República. Para ello deben estar activos para no convalidar
el deterioro de los valores esenciales que ponen en riesgo el funcionamiento
sano de la República, o que los políticos no trabajen para el crecimiento del
país, sino para sí mismos. El voto tiene que ser ejercido con inteligencia, y
con la única visión que es que se mantenga una República sana, activa y con programas de largo plazo que aseguren
su continuidad como país y su crecimiento para el bienestar de sus habitantes
actuales y los del futuro.
Miguel Angel Di Ranni
29.03.2021