Hoy en el diario Clarín, me viene
a la memoria, algo que viví cuando culminaba la escuela secundaria, y creo
oportuno repetir, lo que Clarín reproduce en su página 2, al referirse a John
F. Kennedy, al recordarse el 54° aniversario de su muerte, siendo el Presidente
de los EEUU. “Cuando el racista Ross Barnett, gobernador de Mississippi, se
opuso a que el estudiante negro James Meredith ingresara a la universidad
estatal, contra la decisión del Tribunal Supremo, Kennedy habló a su nación
para decir, casi con palabras de hoy: Los
americanos son libres de estar en desacuerdo con la ley, pero no de
desobedecerla . En un gobierno de leyes, y no de hombres, ningún hombre, por
prominente que sea, y ninguna turba por más rebelde o turbulenta que sea, tiene
derecho a desafiar a un tribunal de Justicia. Si este país llegara al punto en
que cualquier hombre o grupo de hombres por la fuerza o la amenaza de la fuerza
pudiera desafiar largamente los mandamientos de nuestra Corte y nuestra
Constitución, entonces ninguna ley estaría libre de duda, ningún juez estaría
seguro de su mandato, y ningún ciudadano estaría a salvo de sus vecinos.
Por eso, entre otras cosas, se
acuerdan tanto de JFK”.
Los países más avanzados no lo están sólo por cuestiones económicas, sino por la manera de adherir y respetar los valores de las instituciones, como la Constitución, la ley, la división de poderes, la independencia de la justicia, el respeto a las sentencias de los jueces, la ética y la moral.
Miguel Angel Di Ranni
22.11.2017