Señores
aspirantes a gobernantes, les pedimos
coherencia en el desempeño de la tarea
por la cual aspiren a ser votados:
Cuando los
votemos piensen ustedes que el pueblo no acepta otra conducta que la que se
encuadre en la Constitución, las leyes, la ética y la moral.
Piensen que no
nos gusta que se apoderen para beneficio propio de los fondos públicos que
provienen de los impuestos que hemos pagado. Dichos impuestos tienen el destino
de tareas o inversiones para beneficio de toda la comunidad, para que nuestro
país crezca y esté a la altura de los mejores países del mundo.
Cuando los
votemos, piensen que el gobierno está constituido por tres poderes
independientes, y no queremos, y nunca estará en nuestros deseos, que el poder ejecutivo tome injerencia y
vulnere la independencia de los otros dos poderes.
Piensen que el
pueblo espera que las personas físicas que representan a cada uno de los
poderes no presten obediencia debida en llevar adelante proyectos que están
reñidos con la Constitución, con las leyes, con la ética y con la moral.
Cuando los
votemos, piensen que esperamos que apliquen en el ejercicio de sus respectivas
funciones toda la dedicación necesaria para llevar adelante la tarea con la más
alta eficiencia. Que van a rodearse de las personas que demuestren haber tenido
una experiencia comprobada, y que no está en el pueblo aceptar que por mala
práctica en la ejecución de las funciones, se generen procesos inflacionarios
que den por resultado pérdida en el poder adquisitivo de la moneda argentina.
Piensen que como
pueblo de nuestro querido país, estamos también dispuestos a cumplir con lo que
indica la Constitución y las leyes. Pero también esperamos de nuestros
gobernantes que si existieran personas que no cumplan con la Constitución, ni
con las leyes, se aplique inexorablemente, sin excepciones, las normas que
sancionan a quienes hayan quebrantado la ley, cualesquiera fueran las personas
y los roles que desempeñaran las personas que hayan cometido actos ilegales.
Cuando los
votemos queremos que únicamente se usen los fondos públicos de aquello que esté
expresamente contemplado en el presupuesto nacional. Deseamos que se lleve
adelante el plan de tareas que se desprende de lo indicado en el presupuesto
nacional, y que cualquier modificación en los hechos del presupuesto nacional,
tiene que ser autorizado vez por vez, por el Congreso.
Piensen que como
pueblo nos interesa que se apliquen los fondos a las tareas indicadas en el
presupuesto nacional, pero que se asegure concreta y detalladamente, que la
calidad de los resultados sea lograda con la más alta eficiencia: en lo que se
vincula con la educación, con las tareas de salud pública y asistencia
hospitalaria; con las tareas de seguridad, prevención del delito y sanción de
los que hayan vulnerado las leyes, de acuerdo a las disposiciones que existan
en materia penal.
Cuando los
votemos les pedimos que no nos subestimen al demorar premeditadamente la
actualización de las deducciones que existen en materia de impuesto a las
ganancias y del impuesto a los bienes personales, o la actualización de los
montos que gradúan la progresividad de las alícuotas. Tampoco no demoren la
aplicación de las sentencias que dictara la Corte Suprema de Justicia, en
materia previsional, para que se
subsanen ciertos ajustes que corresponden, y no efectúen apelaciones con
premeditación para demorar la aplicabilidad general de dichas sentencias de la
CSJ.
Piensen que como
pueblo no nos guste que se usen los fondos acumulados de resultas de
retenciones y aportes jubilatorios para otros destinos que no sean los que
correspondan a aspectos previsionales, sino que ellos tienen que ser invertidos
para asegurar la subsistencia de dichos montos protegidos a una moneda
constante para que se puedan mantener e incrementar los haberes jubilatorios a
un porcentaje razonable de lo que hubieran sido los ingresos salariales a
moneda constante de cuando se estaba en actividad laboral. Dichos fondos no los
autorizamos que sean invertidos como préstamos al Estado, directos o a través
de la emisión de bonos en pesos o en moneda extranjera por parte del Estado.
Cuando los
votemos no nos subestimen intentando modificar la Constitución Nacional, bajo
argumentos que dichos cambios son en beneficio del pueblo, aprovechando dicha
modificación para sancionar disposiciones que implican posibilidades de
alargamiento del lapso en que duren en sus funciones los ciudadanos elegidos
por el voto popular. Debería establecerse que cualquier modificación de la
Constitución Nacional debería tener un plazo para que entrara a regir no
inferior a los 30 años de sancionado dicho cambio.
Piensen que como
pueblo nos interesa que en el mensaje anual ante el Congreso, expliquen
detalladamente lo que hayan hecho durante el año, en forma detallada, como
tarea de gobierno. Asimismo, debería ser explicado, también, cómo ha
evolucionado el patrimonio personal, explicando minuciosamente de dónde han
provenido los recursos que justificaran el incremento patrimonial, sin
perjuicio de las investigaciones que correspondieran por imperio de las normas
que existieran al respecto y de los controles que correspondieren por parte de
los organismos pertinentes que han sido creados para tales objetivos.
Cuando los
votemos piensen, aspirantes a representarnos, que los países del primer mundo
se caracterizan por la moderación. Ellos han aprendido a no caer en los excesos
o desmesura. Y nosotros tenemos condiciones
para pertenecer al primer mundo.
Pensemos el
sentido común implícito en los lineamientos
que Abraham Lincoln señaló a su pueblo:
·
No se puede crear prosperidad
desalentando a la iniciativa propia.
·
No se puede fortalecer al
débil, debilitando al fuerte.
·
No se puede ayudar a los
pequeños aplastando a los grandes.
·
No se puede mejorar al pobre destruyendo
al rico.
·
No se puede elevar al
asalariado oprimiendo a quien paga los salarios.
·
No se puede resolver los
problemas mientras se gaste más de lo que se gana.
· No se puede promover la
fraternidad y el progreso de la humanidad promoviendo e incitando al odio de
clases.
·
No se puede garantizar una
adecuada seguridad con dinero prestado.
·
No se puede formar el carácter
y el valor del hombre quitándole su independencia, su libertad y su iniciativa.
·
No se puede ayudar a los
hombres realizando por ellos permanentemente lo que ellos pueden y deben hacer
por sí mismos.
Miguel Angel Di
Ranni
29.12.2014