En cierta oportunidad, luego de leer las calificaciones correspondientes a un examen, recuerdo que un alumno, apesadumbrado por el resultado del mismo, salió a la par mía caminando por el pasillo, paso obligado hacia la Sala de Profesores, y hacia la salida de la facultad.
- ¿Cuánto tiempo dedica al estudio, alumno?
- ¿Cuánto tiempo dedica al estudio, alumno?
- La verdad que de lunes a viernes trabajo a tiempo completo en un estudio contable, lo que implica destinar ocho horas por día para cumplir con las tareas laborales, por lo cual, el resto del tiempo de cada día, lo dedico a concurrir a las clases que se dictan en la Facultad para cumplir con las tres asignaturas en las que he resultado inscripto en este cuatrimestre. Esto implica, en promedio, unas dos horas y media por día de asistencia a clase. Tres horas por día se consumen para atender el desayuno, el almuerzo, la merienda y la cena. Una hora para destinarla a mi aseo, más una hora y media por día para viajar desde mi casa hacia la oficina o la facultad, y retornar de ellas hacia mi casa. Dormir menos de ocho horas por día, no puedo, porque de lo contrario no puedo afrontar las actividades que llevo a cabo.
- Los detalles de su respuesta, me impresionan. Pero ello implica que, con su descripción, se consumen las veinticuatro horas del día, sin haber podido estudiar nada de lunes a viernes, para ir preparando las tres asignaturas en las que ha resultado inscripto. La concurrencia a clases que se dictan en la Facultad es muy importante, pero convendrá conmigo que el estudio intenso y en profundidad, se logra en la soledad de una habitación, leyendo y releyendo, pensando y profundizando los aspectos centrales y complementarios de cada tema que componen la currícula de la carrera. ¿Qué hace durante el sábado y el domingo?
- Trato de dormir un poco más que en los días laborales, porque realmente me siento cansado. Estoy un poco con mis padres... salgo con amigos o mi novia... y me pongo a estudiar unas tres horas, tres horas y media por día, sábados y domingos.... a veces más... a veces menos, pero en promedio me atrevo a decir que puedo estudiar unas siete horas por week end.
-Mmmm. Déjeme pensar un poco qué implica lo que usted está comentándome....
- Pero igualmente me va bien en la Universidad, estoy aprobando las materias...
- Sí pero lo que usted me cuenta, llevado al lenguaje de los números para poder resumir a través de ellos las implicancias me permite concluir lo siguiente: Usted está estudiando, además de concurrir a las horas de clases de las tres asignaturas, un promedio de una hora por día. Una hora por día, multiplicado por 365 días por año, y multiplicado por cinco años de estudios de una carrera universitaria, ello resulta que está invirtiendo en cinco años de estudio, unas 1825 horas de estudio. Si dichas horas, la dividimos por 30 asignaturas que tenemos que aprobar para graduarnos (algunos dicen que son un poco más), ello resulta que invierte 60 horas de estudio por cada asignatura. Si lo expresamos en días de veinticuatro horas, significa que consume dos días y medio de veinticuatro horas por día, para poder aprobar cada asignatura. ¿Qué le parece? ¿Es mucho o es poco, para un estudio universitario?
- No, ese cálculo me da la impresión que debe tener errores. Déjeme chequear un poco el razonamiento..... La verdad que no encuentro errores. ¿Pero puede ser que estemos estudiando tan poco?
- Estimado alumno, soy el primero en reconocer que hoy en día en muchos alumnos trabajar a tiempo completo es una necesidad para acercar los medios económicos a la familia para ayudar a atender los gastos de la casa. También me consta que muchos alumnos, que no tienen dichas restricciones presupuestarias, igualmente toman la iniciativa de trabajar a tiempo completo, porque para ellos, tener un automóvil, o disponer de recursos para la diversión, constituyen una prioridad frente a estudiar en la universidad con mayores exigencias en la inversión de horas, que las que se desprenden del cálculo que hemos efectuado. Cuando yo era alumno, el estudio universitario constituía la prioridad número uno. Era necesario dedicar entre seis y ocho horas diarias de estudio, adicionales al tiempo que insumía la concurrencia a clase. Se estudiaba directamente de textos de autores muy reconocidos, y que profundizaban todos los temas de una manera muy completa que permitía una formación e información, muy interesante de cada uno de los temas que componían el programa de la asignatura. Se estudiaba para saber en serio los temas, para agotarlos en una muy alta medida, y todos los alumnos sabían que en promedio había que estudiar entre seis y ocho horas diarias. Los estudios universitarios implicaban aceptar el desafío de dar un salto cuantitativo y cualitativo en el saber, general y específico. Aun hoy, graduarse en una universidad es una excepción, frente a la gran mayoría de ciudadanos que no lo logran, por lo cual, el graduado universitario está llamado a ser líder en organizaciones en general. La manera como se conduzcan dichas organizaciones, van determinando la suerte de nuestro país. Si el profesional graduado, profundizó los conocimientos, reflexionó sobre la implicancia de los problemas que requieren estudio, los relacionó adecuadamente, evaluó la implicancia de los riesgos del problema a resolver, y tiene la persistencia de liderar el proceso complejo de encontrar las soluciones a los problemas planteados, entonces el país en el cual se encuentran dichas organizaciones así conducidas, no puede tener otro destino que el crecimiento y la satisfacción y felicidad de los ciudadanos que viven en el mismo, en un marco de mesura, legalidad, ética y sensatez para hacer las cosas.
- Pero profesor, vea que igualmente, aun estudiando una sola hora por día, quizás dos o tres, en algunos casos, además de asistir a las clases de las asignaturas que se cursan, una gran mayoría de alumnos logra graduarse, quien sabe no en cinco años, pero sí en seis, siete u ocho años de carrera...
- Sí, es verdad, pero lo que usted tiene que ver, es si al momento de la graduación, el profesional recién recibido, está en condiciones de agregar valor a la organización que lo convoca, en su condición de graduado, o, si a partir de dicha instancia, hay que esperar tres o cuatro años más, para poder profundizar, o directamente incursionar en temas no vistos en la facultad, pero que el mercado laboral está requiriendo. En otras palabras, si no hay que agregar, a posteriori de la graduación, una capacitación intensa en infinidad de temas que no se pudieron profundizar durante los años previos a la misma. Yo le puedo asegurar, luego de tantos años de actividad profesional, que hoy en día el mercado laboral sabe que el graduado universitario es un excelente producto en proceso, pero que para ser un excelente producto terminado, hay que agregarle mejoras durante tres o cuatro años más. Y el mercado laboral está dispuesto a asumir esos costos adicionales, y el recién graduado más que nadie, sabe íntimamente, que para agregar valor en su condición de graduado, tienen que hacer a posteriori de su graduación, lo que debía haber podido hacer antes de llegar a esa instancia: estudiar más; profundizar más; reflexionar más; relacionar más. Y este es un problema observable para toda carrera universitaria, no solamente en alguna en particular. Faltan agregarle horas de estudio en exclusividad. Fíjese, que en la mayoría de los países del primer mundo, gran parte de las carreras universitarias requieren una dedicación plena al estudio, y es incompatible cursar la carrera con una dedicación plena a tareas laborales.
- Pero entonces ¿cómo se soluciona el problema? ¿Qué se puede hacer?
- A mi juicio, es necesario volver a recuperar las seis a ocho horas por día de estudio, adicionales a las horas de asistencia a clase. Las exigencias de rendimiento del alumno, tienen que adecuarse a dicha cantidad de horas de estudio por día. Para ello, durante los primeros tres o cuatro años de estudios universitarios, hay que dedicarse en forma plena y completa, al estudio, no siendo compatible con el desarrollo de tareas laborales a tiempo completo. La solución está en la instauración de becas que aseguren un ingreso económico asimilable a un trabajo a tiempo completo. Dichas becas serían mantenidas a cada beneficiario, en la medida que se observe un rendimiento acorde en los estudios, en el nivel de calidad y cantidad tal que la graduación pueda sostenerse a cabo de cinco años de estudios, y que al momento de la graduación, el mercado laboral identifique que hay una identidad entre lo que necesita el mercado, y lo que el profesional recibido pueda rendir como graduado.
- ¿Cómo se financiarían dichas becas?
- Primeramente, como en toda organización, hay que adecuar los recursos, es decir, edificios, bienes en general, tecnología, personal docente y no docente, a las efectivas necesidades de los mismos, en relación directa a la cantidad de graduados universitarios que logran recibirse, o que se necesitan en un país. Ello origina un uso eficiente del capital, y por tanto, recursos excedentes que deben redireccionarse a mejorar la calidad de la preparación de los graduados, empezando por contribuir a financiar las mencionadas becas. Luego, si esa mejora en la eficiencia mediante un redimensionamiento del uso de capital, no fuera suficiente para asegurar el pago de las becas, habría que implementarse mecanismos como préstamos de honor, es decir, lo que se entrega periódicamente como becas, debiera, a partir del momento de la graduación, y de empezar el ejercicio profesional, a ser devuelto por el beneficiario, lo cual generaría un flujo que retroalimentaría el otorgamiento de nuevas becas, más un aporte en general por parte de los graduados universitarios que ejercitan las tareas laborales utilizando como base los títulos logrados mediante los estudios superiores.
-¿Pero no deberían todos los profesores aumentar las exigencias a los alumnos, requiriendo las seis u ocho horas diarias de estudio, si eso es el estándard óptimo para que la calidad del estudio esté en armonía a lo que requiere el mercado laboral al graduado ni bien recibido?
- Sí, pero ello es posible si la realidad económica de un país puede asegurar que todos los alumnos puedan dedicarse a estudiar las horas por día sugeridas como óptimas. Pero si no se tuvieran implementados los mecanismos que aseguren que todo alumno que esté dispuesto a aceptar el reto del estudio periódico de seis a ocho horas por día lo podría encarar sin ningún tipo de dificultad económica, se caería fácilmente en una inequidad, en no habilitar el acceso universitario al alumno cuya familia no tuviera el suficiente pasar económico. Esto significaría que los alumnos universitarios podrían ser sólo aquellos que se corresponden con una determinada elite económica, lo cual conspiraría con la movilidad social de los grupos sociales de mayor precariedad económica, pero quien sabe con condiciones intelectuales y vocación excepcionales.
- Bueno.... no obstante el resultado del examen, me ha hecho pensar en algo muy importante, respecto de cómo llegamos a satisfacer lo que demanda el mercado laboral a un graduado, y cómo se llega a mitigar dicho déficit, a través de la capacitación adicional a posteriori de la graduación, para mejorar la profundidad y el conocimiento de ciertos temas que no se dan con intensidad durante las materias de grado.
- Lo importante, siga avanzando, aun dentro de los horarios disponibles para usted. Pero lo que le he comentado es lo que yo entiendo como deber ser, que, a mi juicio, es fundamental para, luego de tomar conciencia de ello, ver cómo recuperamos la intensidad del estudio universitario para que ello beneficie a nuestro país todo.
- Muchas gracias, profesor.
- A usted, por interesarle el tema.
Miguel Angel Di Ranni
20.02.2013
- No, ese cálculo me da la impresión que debe tener errores. Déjeme chequear un poco el razonamiento..... La verdad que no encuentro errores. ¿Pero puede ser que estemos estudiando tan poco?
- Estimado alumno, soy el primero en reconocer que hoy en día en muchos alumnos trabajar a tiempo completo es una necesidad para acercar los medios económicos a la familia para ayudar a atender los gastos de la casa. También me consta que muchos alumnos, que no tienen dichas restricciones presupuestarias, igualmente toman la iniciativa de trabajar a tiempo completo, porque para ellos, tener un automóvil, o disponer de recursos para la diversión, constituyen una prioridad frente a estudiar en la universidad con mayores exigencias en la inversión de horas, que las que se desprenden del cálculo que hemos efectuado. Cuando yo era alumno, el estudio universitario constituía la prioridad número uno. Era necesario dedicar entre seis y ocho horas diarias de estudio, adicionales al tiempo que insumía la concurrencia a clase. Se estudiaba directamente de textos de autores muy reconocidos, y que profundizaban todos los temas de una manera muy completa que permitía una formación e información, muy interesante de cada uno de los temas que componían el programa de la asignatura. Se estudiaba para saber en serio los temas, para agotarlos en una muy alta medida, y todos los alumnos sabían que en promedio había que estudiar entre seis y ocho horas diarias. Los estudios universitarios implicaban aceptar el desafío de dar un salto cuantitativo y cualitativo en el saber, general y específico. Aun hoy, graduarse en una universidad es una excepción, frente a la gran mayoría de ciudadanos que no lo logran, por lo cual, el graduado universitario está llamado a ser líder en organizaciones en general. La manera como se conduzcan dichas organizaciones, van determinando la suerte de nuestro país. Si el profesional graduado, profundizó los conocimientos, reflexionó sobre la implicancia de los problemas que requieren estudio, los relacionó adecuadamente, evaluó la implicancia de los riesgos del problema a resolver, y tiene la persistencia de liderar el proceso complejo de encontrar las soluciones a los problemas planteados, entonces el país en el cual se encuentran dichas organizaciones así conducidas, no puede tener otro destino que el crecimiento y la satisfacción y felicidad de los ciudadanos que viven en el mismo, en un marco de mesura, legalidad, ética y sensatez para hacer las cosas.
- Pero profesor, vea que igualmente, aun estudiando una sola hora por día, quizás dos o tres, en algunos casos, además de asistir a las clases de las asignaturas que se cursan, una gran mayoría de alumnos logra graduarse, quien sabe no en cinco años, pero sí en seis, siete u ocho años de carrera...
- Sí, es verdad, pero lo que usted tiene que ver, es si al momento de la graduación, el profesional recién recibido, está en condiciones de agregar valor a la organización que lo convoca, en su condición de graduado, o, si a partir de dicha instancia, hay que esperar tres o cuatro años más, para poder profundizar, o directamente incursionar en temas no vistos en la facultad, pero que el mercado laboral está requiriendo. En otras palabras, si no hay que agregar, a posteriori de la graduación, una capacitación intensa en infinidad de temas que no se pudieron profundizar durante los años previos a la misma. Yo le puedo asegurar, luego de tantos años de actividad profesional, que hoy en día el mercado laboral sabe que el graduado universitario es un excelente producto en proceso, pero que para ser un excelente producto terminado, hay que agregarle mejoras durante tres o cuatro años más. Y el mercado laboral está dispuesto a asumir esos costos adicionales, y el recién graduado más que nadie, sabe íntimamente, que para agregar valor en su condición de graduado, tienen que hacer a posteriori de su graduación, lo que debía haber podido hacer antes de llegar a esa instancia: estudiar más; profundizar más; reflexionar más; relacionar más. Y este es un problema observable para toda carrera universitaria, no solamente en alguna en particular. Faltan agregarle horas de estudio en exclusividad. Fíjese, que en la mayoría de los países del primer mundo, gran parte de las carreras universitarias requieren una dedicación plena al estudio, y es incompatible cursar la carrera con una dedicación plena a tareas laborales.
- Pero entonces ¿cómo se soluciona el problema? ¿Qué se puede hacer?
- A mi juicio, es necesario volver a recuperar las seis a ocho horas por día de estudio, adicionales a las horas de asistencia a clase. Las exigencias de rendimiento del alumno, tienen que adecuarse a dicha cantidad de horas de estudio por día. Para ello, durante los primeros tres o cuatro años de estudios universitarios, hay que dedicarse en forma plena y completa, al estudio, no siendo compatible con el desarrollo de tareas laborales a tiempo completo. La solución está en la instauración de becas que aseguren un ingreso económico asimilable a un trabajo a tiempo completo. Dichas becas serían mantenidas a cada beneficiario, en la medida que se observe un rendimiento acorde en los estudios, en el nivel de calidad y cantidad tal que la graduación pueda sostenerse a cabo de cinco años de estudios, y que al momento de la graduación, el mercado laboral identifique que hay una identidad entre lo que necesita el mercado, y lo que el profesional recibido pueda rendir como graduado.
- ¿Cómo se financiarían dichas becas?
- Primeramente, como en toda organización, hay que adecuar los recursos, es decir, edificios, bienes en general, tecnología, personal docente y no docente, a las efectivas necesidades de los mismos, en relación directa a la cantidad de graduados universitarios que logran recibirse, o que se necesitan en un país. Ello origina un uso eficiente del capital, y por tanto, recursos excedentes que deben redireccionarse a mejorar la calidad de la preparación de los graduados, empezando por contribuir a financiar las mencionadas becas. Luego, si esa mejora en la eficiencia mediante un redimensionamiento del uso de capital, no fuera suficiente para asegurar el pago de las becas, habría que implementarse mecanismos como préstamos de honor, es decir, lo que se entrega periódicamente como becas, debiera, a partir del momento de la graduación, y de empezar el ejercicio profesional, a ser devuelto por el beneficiario, lo cual generaría un flujo que retroalimentaría el otorgamiento de nuevas becas, más un aporte en general por parte de los graduados universitarios que ejercitan las tareas laborales utilizando como base los títulos logrados mediante los estudios superiores.
-¿Pero no deberían todos los profesores aumentar las exigencias a los alumnos, requiriendo las seis u ocho horas diarias de estudio, si eso es el estándard óptimo para que la calidad del estudio esté en armonía a lo que requiere el mercado laboral al graduado ni bien recibido?
- Sí, pero ello es posible si la realidad económica de un país puede asegurar que todos los alumnos puedan dedicarse a estudiar las horas por día sugeridas como óptimas. Pero si no se tuvieran implementados los mecanismos que aseguren que todo alumno que esté dispuesto a aceptar el reto del estudio periódico de seis a ocho horas por día lo podría encarar sin ningún tipo de dificultad económica, se caería fácilmente en una inequidad, en no habilitar el acceso universitario al alumno cuya familia no tuviera el suficiente pasar económico. Esto significaría que los alumnos universitarios podrían ser sólo aquellos que se corresponden con una determinada elite económica, lo cual conspiraría con la movilidad social de los grupos sociales de mayor precariedad económica, pero quien sabe con condiciones intelectuales y vocación excepcionales.
- Bueno.... no obstante el resultado del examen, me ha hecho pensar en algo muy importante, respecto de cómo llegamos a satisfacer lo que demanda el mercado laboral a un graduado, y cómo se llega a mitigar dicho déficit, a través de la capacitación adicional a posteriori de la graduación, para mejorar la profundidad y el conocimiento de ciertos temas que no se dan con intensidad durante las materias de grado.
- Lo importante, siga avanzando, aun dentro de los horarios disponibles para usted. Pero lo que le he comentado es lo que yo entiendo como deber ser, que, a mi juicio, es fundamental para, luego de tomar conciencia de ello, ver cómo recuperamos la intensidad del estudio universitario para que ello beneficie a nuestro país todo.
- Muchas gracias, profesor.
- A usted, por interesarle el tema.
Miguel Angel Di Ranni
20.02.2013