El aislamiento de cada uno de nosotros, siguiendo rigurosamente las recomendaciones de las autoridades sanitarias, permitirá a nuestro país reducir el tiempo y la gravedad de los efectos originados por el Coronavirus.
Aprovechemos este aislamiento que impone el sentido común, para leer, para pensar retrospectivamente sobre nuestro país, sobre nosotros mismos, sobre nuestros hijos, sobre la educación primaria, secundaria y universitaria, y la necesidad que sea más sólida para que la juventud tenga mayores herramientas que le permitirán un futuro mejor.
En este evento tan adverso del Coronavirus, para que sus efectos negativos se minimicen, la responsabilidad de cada uno de aislarse y de adoptar medidas sanitarias rigurosas, incide muy favorablemente para evitar un daño mayor al conjunto como país.
Pensemos si esta actitud recomendada por los médicos, de que la conducta del individuo incide en el conjunto, no debería extenderse a la responsabilidad en el trabajo y el comportamiento como ciudadano y como funcionario público. Por qué no hacer como los países del primer mundo, que saben que el salario es un derecho, pero que implica también una obligación. Y esta obligación es la de trabajar en forma responsable las ocho horas diarias, mejorando la productividad y la eficiencia, y sin interrupciones infundadas. Y esa mejora en lo individual, multiplicada por similar actitud de millones de personas, implican la posibilidad de ser como país, sólido económicamente. Y si individualmente creemos en valores como respetar la Constitución, las leyes, la ética y la moral, hagamos que el Estado y los funcionarios que lo representan, exterioricen una conducta irreprochable similar. Y así, la Nación crecerá, y no permitirá que se derrochen o se malversen los dineros públicos.
Pensemos en el deber ser. como ciudadanos, y que esos mismos valores sean tenidos en cuenta por los funcionarios públicos que gobiernan un país.
Así nuestra Nación será sólida económicamente, y cuando eventos como el Coronavirus aparezcan otra vez, lo sorprenderemos con miles de respiradores artificiales para usar en terapia intensiva, en hospitales y sanatorios, y mucha mayor cantidad de centros para realizar y confirmar diagnósticos más rápidamente.
Siempre puede haber situaciones adversas. Pero es mejor enfrentarlas con un Estado sólido económicamente y ciudadanos conscientes de que lo que hagan individualmente incide para mejorar el todo.
Miguel Angel Di Ranni
20.03.2020