Muchas veces con mi esposa vamos a un bar a tomar un cortado con una
porción de torta, pasamos un rato agradable y pedimos la cuenta. Nos entregan
un papelito que describe lo consumido, el monto, y una leyenda que dice más o
menos así: “Este ticket no es válido
como factura”. No hay ningún agregado
más.
A veces, cuando pedimos la
cuenta, se acercan a la mesa y nos suministran el monto de lo consumido
verbalmente. Si uno pagara en ese momento, el empleado recibe el dinero, y ahí
finalizó la conversación ocasional.
Si no hiciéramos de nuestro lado
nada distinto a lo descripto, en ambos ejemplos
los dueños se han apoderado del 21% del monto facturado, también del
porcentaje que le hubiera correspondido pagar
cuando liquidara el impuesto a las ganancias, y hubiera omitido también
el porcentaje correspondiente, según la jurisdicción local, en materia de
impuesto a los ingresos brutos.
Lo que hubiera correspondido es
que tendríamos que haber reclamado el ticket oficial autorizado por la AFIP, en
el cual consta la denominación del
local, la dirección, el teléfono, los números vinculados con los aspectos
fiscales, la descripción de lo consumido, el monto total que incluye el IVA,
sin discriminarlo, si se estuviera actuando como consumidor final.
Por tanto, pasivamente, si no reclamamos
el ticket oficial, hubiéramos participado de la evasión fiscal consumada por el
dueño del local. Ello perjudica a nuestro país, pero también a nosotros, porque
hemos aceptado dócilmente que una persona haga evasión fiscal, no pague lo que
nos ha cobrado a nosotros, en el caso del IVA, y se lo apoderó. Si hubiera
depositado el IVA que correspondiere, y así hicieran todos, si todos los que
consumen reclamaran el ticket oficial, ello originaría una mejor recaudación
con destino a la AFIP, y posiblemente, el fisco podría reducir la presión
fiscal sobre los que cumplen puntillosamente con el pago de los impuestos que
correspondan.
En los últimos meses, observo una
actitud mucho más audaz, y desaprensiva en defraudar al fisco, tanto en los
lugares comunes, como especialmente en los lugares de veraneo. También advierto
que últimamente cuando reclamamos el ticket oficial, el empleado de turno, o el
dueño, si fuera el caso, mira al cliente insolente en pedirle el comprobante
que debería ser entregado sin necesidad de reclamo alguno, como queriéndole
decir: “no me dejas robar tranquilo”.
Estimado lector, si no exigimos
en todos los casos en que contratamos la compra de algo, bienes o servicios, la
factura correspondiente, estamos facilitando la evasión fiscal. Ello no
perjudica al Gobierno de turno, sino al Estado, es decir, a todos nosotros.
Pagamos lo que tenemos que pagar, y el que recibe el importe, si nosotros no le
pedimos el ticket que legalmente corresponde, se queda el IVA que pagamos, no
liquida el impuesto a las ganancias correctamente, y tampoco, el impuesto a los
ingresos brutos. Es decir, deja de pagar
lo que corresponde legalmente en materia de impuestos, y ello, origina que el
Estado, si tiene que incrementar los recursos, va a gravar a los que cumplen
con el pago de los impuestos, acrecentados para cubrir los montos que pagamos,
pero que, como fueron evadidos, no terminaron
en poder de la AFIP.
Los impuestos son importantes
para que el Estado pueda cumplir las actividades que le corresponde. Si se
emiten los comprobantes que corresponden y se entregan como lo determina la
ley, a quien paga por un bien o servicio, ayudamos a que no se evadan los impuestos,
ayudamos al Estado, nos ayudamos a nosotros que somos el Estado.
Miguel Angel Di Ranni
13.01.2017