Muchas veces con mi esposa vamos a un bar a tomar un cortado con una porción de torta, pasamos un rato agradable y pedimos la cuenta. Nos entregan un papelito que describe lo consumido, el monto, y una leyenda que dice más o menos así: “Este ticket no es válido como factura”. No hay ningún agregado más. A veces, cuando pedimos la cuenta, se acercan a la mesa y nos suministran el monto de lo consumido verbalmente. Si uno pagara en ese momento, el empleado recibe el dinero, y ahí finalizó la conversación ocasional. Si no hiciéramos de nuestro lado nada distinto a lo descripto, en ambos ejemplos los dueños se han apoderado del 21% del monto facturado, también del porcentaje que le hubiera correspondido pagar cuando liquidara el impuesto a las ganancias, y hubiera omitido también el porcentaje correspondiente, según la jurisdicción local, en materia de impuesto a los ingresos brutos. Lo que hubiera correspondido es que tendríamos que haber reclamado el...